El Fondo Monetario Internacional (FMI) mantuvo a España al frente del crecimiento en la Eurozona con un 2,1% en 2019, una décima menos que lo previsto en enero, y mantiene su previsión de un 1,9% en 2020, por encima de las proyecciones de los socios europeos, que bajó en tres décimas al 1,3% para este año y dos décimas para el siguiente, al 1,5%.
La rebaja en las previsiones se produce en un contexto de reducción de las previsiones para la economía global en 2019 y 2020 por las tensiones comerciales y a la posibilidad de un brexit desordenado, en su tercer recorte significativo de sus perspectivas desde el mes de octubre.
Como causas de esta ralentización en la región euro, el Fondo apuntó a un «debilitamiento de la confianza empresarial y de los consumidores», la «incertidumbre fiscal» y la baja inversión en Italia, las «protestas callejeras» en Francia y el retraso en la introducción de nuevos estándares energéticos en Alemania.
A pesar del recorte en su proyección de crecimiento para 2019, España es la gran economía europea que mejor resiste la desaceleración generalizada prevista por el FMI en su informe Perspectivas Económicas Mundiales, con un ritmo de crecimiento por encima de la media de los países del euro.
En su análisis, la institución internacional aboga por que España lleve a cabo una «reconstrucción gradual» de su colchón fiscal con el fin de garantizar la estabilidad y evitar reavivar la espiral negativa entre los riesgos soberanos y bancarios, añadiendo que los esfuerzos para reducir la dualidad del mercado laboral impulsarían la creación de empleo e incentivarían la inversión privada.
En comparación con el resto de las grandes economías del euro, la rebaja de una décima en la previsión de crecimiento para España en 2019 resulta benigna respecto del ajuste realizado en el caso de países como Alemania,La economista jefa del Fondo Monetario Internacional, Gita Gopinath, en la rueda de prensa de presentación del informe ‘Perspectivas Económicas Globales’, del organismo internacional. EFE/ Shawn Thew
Así, el pronóstico de crecimiento del FMI para la economía germana en 2019, que en enero ya fue recortado en seis décimas, hasta el 1,3%, vuelve a ser ajustado ahora a la baja medio punto porcentual, hasta el 0,8%, mientras que la previsión de cara a 2020 se rebaja otras dos décimas y pasa a situarse en el 1,4%.
En el caso de Francia, los nuevos pronósticos apuntan a un crecimiento del 1,3% en 2019 (ante los efectos negativos de las protestas del movimiento de los chalecos amarillos sobre las ventas minoristas) y del 1,4% un año después, dos décimas menos de lo proyectado en enero para cada año, mientras que para Italia la institución ha recortado en medio punto porcentual su previsión de crecimiento para 2019, hasta el 0,1%, aunque mantiene sin cambios su proyección para 2020 en el 0,9%.
Tirón de las economías emergentes
El informe del FMI, que se presenta este martes, antes de la Reunión de Primavera del organismo que se celebra el próximo fin de semana, señala que la desaceleración del crecimiento de la economía mundial en 2019 será mayor de lo estimado inicialmente.
El Fondo revisa dos décimas a la baja su pronóstico con un crecimiento estimado del 3,3 % para 2019, el menor desde la crisis financiera de 2009. En enero pasado el Fondo ya había rebajado en dos décimas las previsiones globales, mientras que para 2020 las mantiene sin cambios en el 3,6%. Se trata de la tercera revisión consecutiva a la baja de sus pronósticos de crecimiento global en seis meses.
Un hombre camina junto a la sede del FMI en Washington, donde esta semana celebra su Reunión de Primavera. REUTERS/Yuri Gripas
El Fondo ofreció un paisaje sombrío, aunque trató de no sonar alarmista. «Es un momento delicado para la economía global», ha señalado la economista jefe del FMI, Gita Gopinath.
La economista añadió que la recuperación prevista a partir de la segunda mitad de 2019 y para 2020 «es precaria y se basa en un rebote de las economías emergentes y en desarrollo», mientras que el crecimiento de las economías avanzadas tenderá hacia su modesto potencial a medida que desaparece el estímulo de la reforma tributaria estadounidense, así como consecuencia del envejecimiento de la población y el escaso incremento de la productividad.
En este sentido, la economista jefe del FMI expresa su confianza en que el cambio en la postura de los bancos centrales de EEUU, Reino Unido, la zona euro y Japón hacia políticas monetarias más acomodaticias, servirá de apoyo al rebote de la actividad, al mismo tiempo que China ha lanzado un paquete de estímulos fiscales y parecen aliviarse las tensiones comerciales entre el gigante asiático y EEUU.