La mente es todo, dice a los 106 años una mujer que se salvó del Holocausto

  • La súper centenaria, que habló en español, inglés y yiddish durante la ceremonia, declaró frente a las cámaras rodeada de familiares y amigos: «Soy feliz»

Mollie Horwitz, que dejó su natal Lituania escapando de los nazis, encontró un nuevo país en Cuba y tras el triunfo de la revolución se trasladó a EEUU, celebró su cumpleaños número 106 con un mensaje: «la edad no es nada, la mente es todo».

Los canales de televisión de Miami se hicieron eco este viernes de la ceremonia de reconocimiento que el Ayuntamiento de Miami Beach le ofreció ayer a Horwitz, cuyo nombre en Lituania era Malka Godur, por su cumpleaños 106.

Horwitz nació un 16 de marzo y ese día lo celebró con los suyos, pero el alcalde de Miami Beach, Dan Gelber, quiso también organizarle una fiesta pública.

Vivian Fulop, sobrina nieta de Horwitz, dijo a Efe a que la homenajeada es una persona «independiente, fuerte y positiva».

Incluso durante la ceremonia invitó a los asistentes a celebrar con ella el próximo año el cumpleaños 107, dijo Fulop cuya abuela, hermana de Horwitz, murió con 103 años de edad.

La súper centenaria, que habló en español, inglés y yiddish durante la ceremonia, declaró frente a las cámaras rodeada de familiares y amigos: «Soy feliz».

Entre los «secretos» para tener una vida larga mencionó el caminar. «Camino cada día hasta donde llego», subrayó.

Sara Redler, hija de la mujer, que tiene además un hijo, cuatro nietos y 14 bisnietos, atribuye su longevidad a su mente positiva, su amor por la vida y al cariño de los que la rodean.

«Tiene una actitud positiva como no he visto a nadie. Es una mujer que piensa que los mejores días están por llegar y lucha contra todo para asegurarse de que así sea», corroboró el alcalde de Miami Beach, Dan Gelber, en unas declaraciones a los medios.

El alcalde contó que Horwitz se salvó del Holocausto escondiéndose en las montañas y bosques de Lituania y logró llegar a Cuba, pero en 1962 decidió trasladarse a Estados Unidos.

La propia Horwitz contó que estaba en el «ghetto» judío de Vilna, la capital de Lituania, y decidió marcharse a los bosques escapando de la tragedia que le costó la vida a algunos de sus familiares.

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