La búsqueda de sobrevivientes tras el sismo que sacudió Turquía y Siria entró ayer lunes en sus últimas horas, mientras los equipos de rescate, ayudados por perros rastreadores y cámaras térmicas, inspeccionan los bloques de apartamentos pulverizados en busca de cualquier señal de vida una semana después de la catástrofe.
Los equipos en la provincia de Hatay, en el sur de Turquía, celebraron y aplaudieron cuando un niño de 13 años de edad que fue identificado sólo por su nombre, Kaan, fue sacado de los escombros. En la provincia de Gaziantep, los rescatistas, incluidos mineros que apuntalaron los túneles con pilotes de madera, encontraron a una mujer con vida entre los escombros de un edificio de cinco pisos.
Si bien han proliferado los relatos de rescates milagrosos en días recientes, se han hallado decenas de miles de muertos durante el mismo período. Los expertos han dicho que la posibilidad de hallar gente con vida prácticamente se ha esfumado, dado el tiempo que ha transcurrido, el hecho que las temperaturas han descendido hasta rondar los 6 grados Celsius bajo cero (21 °Fahrenheit) y la gravedad de los derrumbes.
El sismo de magnitud 7.8 y sus réplicas sacudieron el sureste de Turquía y el norte de Siria el 6 de febrero.