Vaticano: Sacerdotes pueden bendecir a parejas del mismo sexo sin aprobar su estilo de vida


Esta comprensión de las bendiciones puede suceder que “el ministro ordenado se una a la oración de aquellas personas que, aunque estén en una unión que en modo alguno puede parangonarse al matrimonio, desean encomendarse al Señor y a su misericordia, invocar su ayuda, dejarse guiar hacia una mayor comprensión de su designio de amor y de vida”.

El DDF sostiene que las parejas que buscan una bendición de Dios en este contexto “no pretenden la legitimidad de su propio status”, sino que piden que “todo lo que hay de verdadero, bueno y humanamente válido en sus vidas y relaciones, sea investido, santificado y elevado por la presencia del Espíritu Santo”.

Orientación para las bendiciones

La declaración ofrece varias condiciones para bendecir parejas del mismo sexo y aquellas en «situaciones irregulares» con el fin de “no producir confusión con la bendición propia del sacramento del matrimonio”.

En primer lugar, estas bendiciones deben ser “no ritualizadas” y no deben expresarse en ningún rito formal por parte de las autoridades eclesiales.

De hecho, señala, la ritualización “constituiría un grave empobrecimiento, porque sometería un gesto de gran valor en la piedad popular a un control excesivo, que privaría a los ministros de libertad y espontaneidad en el acompañamiento de la vida de las personas”.

Además, advirtió explícitamente que nadie debería “promover ni prever un ritual” para estas bendiciones.

“Para evitar cualquier forma de confusión o de escándalo”, continúa, “esta bendición nunca se realizará al mismo tiempo que los ritos civiles de unión, ni tampoco en conexión con ellos”, ni con “vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio”.

En cambio, el DDF prevé que las bendiciones de parejas del mismo sexo y aquellas en situaciones irregulares ocurrirían «espontáneamente», sugiriendo que podrían tener lugar en el contexto de “visita a un santuario, el encuentro con un sacerdote, la oración recitada en un grupo o durante una peregrinación”.

El DDF sostiene que con tales bendiciones “no se pretende legitimar nada, sino sólo abrir la propia vida a Dios, pedir su ayuda para vivir mejor e invocar también al Espíritu Santo para que se vivan con mayor fidelidad los valores del Evangelio”.

La “sensibilidad pastoral” de los ministros ordenados debería formarse para ofrecer este tipo de bendiciones espontáneas, indicó el Dicasterio para la Doctrina de la Fe.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.



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