¿A quién se le ha ocurrido que Lamine Yamal se recupere, en Dubái, entre boas, leones y cocodrilos?


Leo Messi, a lo máximo que llegó en 17 años, fue a inventarse una, o dos, o tres, o diez gastroenteritis cuando se enfadaba con su entrenador, le molestaba que algún compañero no le hubiese hecho la asistencia de gol que debía o, simplemente, quería hacerse valer y demostrar que era el ‘puto amo’ del vestuario, del equipo, del club y del barcelonismo. A Messi nunca se le ocurrió, por ejemplo, la excusa de la plancha de papá Busquets o jamás se le pasó por la cabeza ir al estadio en bici eléctrica como Piqué.

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