Tomar decisiones no es sencillo. Muchas veces dan vértigo, surgen incontables preguntas e inquietudes, pero las valientes son las que dan el paso pese al miedo. Andrea Fuentes (Valls, 1983) es de estas. La entrenadora ya vuelve a entrenar en la piscina del CAR de Sant Cugat, aunque esta vez como seleccionadora nacional. Tras dejar Estados Unidos, con quien ganó una plata en los Juegos de París, vuelve a casa para sustitir a Mayuko Fujiki y afrontar un reto que mantiene despierta en ella las mariposas de las grandes oportunidades.
¿Cómo fue el primer día?
Mucho mejor de lo que me esperaba. Me esperaba más timidez, más precaución, y no. Las nadadoras están superabiertas a aprender, a cambiar y a evolucionar. Muy guay.
A veces es necesario este tipo de cambios.
Sí, no solo para ellas, sino también para mí. Caras nuevas, nueva lengua. Tengo a mi madre y a mi abuela cerca para dejar a mis hijos y aún no me lo creo. Es un cambio de vida muy bestia y esto te mantiene viva y atenta.
Traslado y vuelta a casa. Los cambios le han removido mucho por dentro.
Ha sido un reto increíble. Fue mucho más duro cuando nos fuimos a Estados Unidos, porque no conocía nada. Aquí ya sé lo que es Hacienda, qué es un CAP y que existe la Seguridad Social. Y allí era imposible entenderlo todo tan rápido. Para los niños es una experiencia dura, pero muy enriquecedora. Ellos tenían muchas ganas de venir y estar con los primos y la familia.
Ellos han tenido un papel clave en la decisión de volver. ¿Fue fácil?
Lo que más no frenaba a la hora de tomar la decisión es que los próximos Juegos son en Los Angeles. Y nosotros vivíamos allí. Era como decirnos: ‘Ahora que por fin lo tenemos todo montado, que por fin hemos construido y tendríamos el doble de sueldo…». Pero al final no solo cuenta eso. Cada vez hay más pistolas en Estados Unidos, más fentanilo en las calles, los valores que hay allí no son los que quiero para mis hijos. Aquí los niños salen a la calle y juegan juntos, allí casi cada uno juega a la suya. Está todo cada vez más individualizado. Lo importante no era el suelo, sino lo que quiero darles a mis hijos. Si me esperaba demasiado a tomar la decisión de volver, corría el riesgo de que ya no me quisieran. Ahora es el momento.
¿Cómo es la conversación con la familia?
A todos nos hacía mucha ilusión. Y ya iré a Los Angeles con España, que yo soy de aquí. Era el momento y me ha hecho mucha más ilusión llegar. Me parece muy fuerte salir a pasear y sentarte en una terraza al sol y poder charlar con los amigos. Aquí se vive mucho mejor que en muchos otros sitios y no nos damos cuenta. Ha sido salir y ver el nivel de vida que hay aquí.
Y eso que parece que EEUU es el mejor país del mundo.
Porque lo saben vender. No hay que mirar lo que sale en las películas. Si eres una persona normal, de a pie, y sales a la calle, eso no es lo que se ve.
No solo ha vuelto a España, sino que vuelve a la piscina donde se pasó tantas horas. Regresar al CAR también debe haber sido especial
Bastante shock, la verdad. Es como si me hubieran arrancado de un sitio y me hubieran vuelto a poner a empujones. Está igual, pero mucho más modernizado. Es la mejor instalación que yo conozco en todo el mundo para la natación artística. No encuentras nada mejor que el CAR en todo el mundo. Esto es un lujo.
¿Cómo ha sido el momento antes de entrar al edificio?
Estaba nerviosa. Y me encanta estarlo. Es la adrenalina de saber que estoy a punto de hacer algo importante. Me gusta ponerme nerviosa y tener las mariposas en el estómago y, pese a eso, tirar hacia delante. He sentido nervios e ilusión. He notado una fuerza interna y también la de todos. Un «queremos despegar contigo». Esto irá bien.
Ha habido mucha química.
Nos hemos visto estos años, pero desde otra perspectiva. Era: »Sabes que soy tu entrenadora ahora?» [ríe]. Es fuerte y gracioso. Las admiro mucho, son un equipazo. Tengo muchas ganas de no fastidiar nada. A veces, no molestar como entrenador ya es mucho. No cagarla. Y, además si puedo hacer que saquen aún más su potencial y hacerlas llegar a un sitio que no hayan conocido nunca, mejor.
Quiere hacer algo que no se ha hecho nunca. ¿Por dónde se empieza?
Pues aún no lo sé. Quiero ver lo dispuestas que están a innovar. Porque hay veces que no te sientes preparado. A lo mejor necesitamos cuatro años o a lo mejor un mes. Hay que ver cuán valientes somos. Hay que seguir el proceso. Yo no quiero forzar nada. Y no es tan fácil innovar. No sé aún cómo, tiene que venir la inspiración divina. A mí me viene cuando viajo y es donde más ideas me vienen. Soy consciente de que cada año que pasa es más difícil. Y ese es el reto. Lo que me mantiene viva como creadora.
Usted como entrenadora ha ido cambiando estos últimos años. ¿Qué diferencias hay entre la que cogió por primera vez a la selección de EEUU y la que se hace cargo ahora de España?
No tenía ni idea por dónde empezar. Sabía lo que había aprendido de nadadora, pero nunca había sido entrenadora. Recuerdo hacer la primera reunión y nadie hablaba. Les preguntaba cosas y no contestaban. Ellas estaban aún más cagadas que yo. Me sorprendió mucho la no comunicación. Es un país mucho más cerrado a nivel de sinceridad. En España pregunto y todas levantan la mano. Se nota que somos de la misma sangre, es mucho más fácil. También hay que crear las condiciones para que la gente se sienta con confianza para decir lo que piensa. La gracia del entrenador es crear las condiciones para que la flor salga. Si solo pones la semilla y no riegas, no le pidas peras al olmo. Si tienes fronteras o juzgas, no te puedes conocer. No solo por el tema artístico, sino por cómo llegar a ser la mejor versión de cada uno. Esto solo pasa y estás en paz contigo mismo y cuando las condiciones te dejan.
Que los deportistas son personas y es importante tener ese lugar.
Totalmente. Yo ya les he dicho. Ahora es todo muy bonito y nos entendemos bien, pero seguro que alguno de ellos me terminará odiando. No le gustaré. Es imposible gustar a todo el mundo. Ahora somos muchos y no podrá nadar todo el mundo. Nunca he entrenado con tanta gente. Somos 16 y solo 8 nadan en los Juegos Olímpicos. El que se queda fuera, no puede hacer depender su experiencia de si nada o no. La experiencia tiene que ser buena pase lo que pase a nivel de resultados, tanto personales como de quipo.
Ahora está en el otro lado de estas decisiones. Usted dice quién sí y quién no.
Es lo único que odio de mi trabajo. Lloro toda la semana por las noches. Tengo que mejorar no vincularme tanto emocionalmente a la gente. Me estoy haciendo dura. Me cuesta la vida. He hecho cursos para aprender a hacerlo sin hacer daño. No son buenas noticias, pero puedes aprender cómo decirlas para que no hieran. Y como ayudar a crecer y a seguir.
¿Cómo se hace el mejor equipo?
No solo pondré a las ocho mejores nadadoras. Para mí, lo que cuenta es el mejor equipo. Y a veces se hace con la número 13. Quiero la mejor versión del equipo y no tiene que ser las ocho mejores a nivel individual. Para esto, necesitas que se trabaje mucho en equipo.