Se respiraban nervios en la piscina del CAR de Sant Cugat. Esa inquietud, la de las primeras veces, las que te tiene con mariposas en el estómago y una sonrisa. Los ojos estaban puestos en Andrea Fuentes. La nueva seleccionadora de natación artística volvía a casa. A su casa durante muchos años. Donde creció y se crio, donde se formó la leyenda que brilló como nadie. Dejó la piscina en el mismo sitio que este miércoles la ha visto volver. Un «Erasmus» en Estados Unidos como seleccionadora, equipo con el que ganó medalla en los pasados Juegos Olímpicos, la ha preparado para este nuevo reto. Un cambio de chip, una nueva era, para un equipo que ha llegado a lo más alto y quiere «hacer cosas que nunca antes se han hecho«.
«He visto el primer día mucho mejor de lo que me creía«, confesaba Andrea Fuentes una vez sus nadadoras salieron del agua. «Hemos intentado explorar varios estilos para ver un poco por dónde tirar. Yo tengo varias ideas, pero quiero hacer algo único que no se haya hecho nunca. Entonces, hay que mirar bien qué podemos hacer aquí. La unión desde el principio y la conexión entre las nadadoras y los nadadores y el equipo técnico ha sido fácil. Fluimos. Me ha encantado. Ha sido supernatural. Incluso al principio me costaba hablar castellano y catalán, porque me salían palabras en inglés», añadía con una amplia sonrisa.
No es fácil la tarea. Coger las riendas de un equipo que ha llegado a la excelencia (bronce en equipo en los pasados Juegos de París, donde Fuentes logró la plata para Estados Unidos) pone no solo los focos en la sustituta de Mayuko Fujiki como nueva directora de orquesta, sino también sobre las nadadoras. «Mi objetivo es ser el equipo que todos quieren recordar, el que te haga despertar y decir: ‘quiero ser esto y quiero hacerlo mejor’. Ya sea de sincro, balonmano, waterpolo o en tu empresa. Quiero que sea el equipo que inspira a la gente a ser mejor que ayer. Ese es mi objetivo: que si me da una medalla, pues mejor«, reconoce la catalana.
Muchas horas se ha pasado Andrea Fuentes en la piscina que ahora mira desde fuera. «El último día que salí de aquí estaba destrozada porque era un momento muy duro el retirarme. Ahora sé exactamente lo que quiero, quién soy y qué quiero hacer. Estoy en casa, pero es otra casa y ahora sé dónde está la puerta, dónde está la escalera y sé cómo ir rápido hacia allá. Es confianza y muy buenas sensaciones, de verdad». Y eso lo transmite a sus nadadoras. El primer entrenamiento fue una toma de contacto para buscar sinergias y quitarse los nervios. Música de todo tipo, desde clásica a Christina Aguilera pasando por los Backstreet Boys.
«Hicimos una reunión antes de entrar en la piscina. Nos quiso transmitir su filosofía y es muy diferente a lo que estamos acostumbradas. Es única, con mucha personalidad. Tenemos que aprender», contaba la medallista olímpica Iris Tió fuera de la piscina tras el estreno. Siempre con una sonrisa y con ganas de reaprender muchas cosas, poder compartir con una de sus referentes, ahora su trabajo le hace mucha ilusión. «Para mí era un ídolo, como Gemma [Mengual] u Ona [Carbonell]. Eran mis referentes cuando era pequeña. Tenerla como entrenadora, ahora mismo, se me hace extraño, pero me motiva. La siento muy cercana y ella tiene ganas de escucharnos y de estar cerca. Eso me gusta mucho. Y también la veo muy sincera, muy clara. Creo que también puede ser guay», confiesa.