Tenía un sitio reservado en la cuarta fila del palco. De momento, es un invitado vip. A partir de este miércoles, cuando el Barça lo anuncie oficialmente, se convertirá en miembro del club. Entonces su sitio ya no estará en la grada, sino en el césped, y la ubicación no la decidirá el departamento de protocolo, sino Hansi Flick: la portería o el banquillo.
Pero Wojciech Szczesny se sintió regresar de nuevo a la Champions, todavía vestido de civil mientras Iñaki Peña defendía la portería sintiéndose escrutado, aún más, por otro par de ojos que pertenecen a su nuevo compañero y rival. De nuevo las miradas convergían sobre el meta, como hace una semana ante el Getafe. Mantuvo la puerta a cero en el primer examen, le cayeron cuatro en el segundo, repitió el cero en el tercero.
Primerizo Iñigo
Nadie le miró, porque el Young Boys, desde el saque incial, ya reculó. Ni Szcesny para calibrar sus fortalezas y sus debilidades. La noche, encauzada la goleada, con Iñigo marcando su primer gol en el Barça, el primero de la temporada de cabeza del equipo, y asistiendo a Lewandowski, también de cabeza, se preparó para que reaparecieran jugadores tan necesitados de minutos como de confianza y de cariño.
Caso de Frenkie de Jong, que fue aplaudido cuando salió a calentar, a diferencia del Gamper en el que escuchó pitos. O el de Ansu Fati, que se ha visto relegado a ser el último delantero, con solo dos miserables minutos en Mónaco como bagaje. Y no jugó de delantero en su reaparición, sino de interior izquierdo. Sustituyó a Pedri y ocupó su puesto de interior izquierdo. Lejos del área, donde hizo historia. Donde se convirtió en el goleador más joven de la historia. Un récord que no ha podido batir Lamine Yamal, que solo ha podido convertirse en el segundo más precoz de la competición.
Coincidieron un rato en el campo. Hasta que en la segunda tanda de sustituciones, Hansi Flick retiró a Lewandowski y Lamine Yamal, que se marcharon visiblemente enfadados pese a la conveniencia de que se ahorren minutos. Koundé, el incombustible, permaneció en el campo. El técnico relevó a Iñigo para dar entrada a Andrés Cuenca, otro juvenil: 17 años tiene el defensa andaluz.
Cánticos de Flick e Iniesta
Feliz estaba Cuenca y feliz estaba la grada, cantando a la espera de más goles. «Flick, Flick, Hansi Flick» dedicó al entrenador y se coreó el nombre de Andrés Iniesta, en recuerdo al anuncio de su retirada. Cayó otro gol, del Young Boys, que fue celebrado y coreado por su numerosa hinchada. Alegría que cortó de cuajo la revisión del VAR. Su comportamiento festivo minutos antes saldrá caro.
Los hinchas suizos, tan inofensivos, encendieron 19 bengalas en la grada que ocuparon. El artificio denunció el artificio de los cacheos porque pudieron colar objetos prohibidos que van a suponer una fuerte multa.