En una esquina del ring tenemos al valenciano Paco Sales, ilustrador, guionista, con varias novelas gráficas publicadas en España y Francia, creador del Petit Atelier d’Arts y responsable de talleres de ilustración y narración gráfica en el IVAM, Bombas Gens o la Universitat de València. En la otra esquina, otro valenciano, Manolo Bertrán, redactor, corrector de textos y líder de los históricos Doctor Divago, en cuya discografía encontramos un buen puñado de canciones dedicadas al boxeo.
Y entre los dos, «Combate y revancha», un libro escrito por Bertrán, ilustrado por Sales y publicado por el sello valenciano Osadía Ediciones, que repasa para aficionados y profanos la historia de la época dorada del boxeo español, tratado «con el cariño que merece» para «dar una visión más humana de este deporte y alejada de muchos de los tópicos que suelen acompañarle».
Tal como explican los autores, a finales de los 60 y los últimos 70 hubo una época dorada del boxeo en España con nombres ya míticos como Carrasco, Legrá, Urtain, Perico Fernández, Evangelista, Durán o Velázquez. «Este libro rescata del olvido y rinde homenaje a aquellos ases del cuadrilátero que en algún momento fueron nuestros ídolos y llenaron de emoción tantas veladas, en vivo o frente al televisor -señalan-. Un reconocimiento extensivo a todos los que soñaron con ser figuras y consagraron su juventud a luchar por ello. Da igual si lo consiguieron o no».
Diez combates legendarios
«Combate y revancha» está planteado como una pelea entre textos e ilustraciones. Un primer combate pactado a doce asaltos, tras una introducción sobre los orígenes, está centrado en diez combates legendarios de la época dorada, en los que boxeadores españoles disputaron un campeonato mundial o un título europeo con gran repercusión mediática. La revancha, disputada a la misma distancia, se ocupa de otros nombres y hechos indispensables, repasa la influencia del boxeo en la cultura de la época y nos lleva de vuelta hasta nuestros días.
Esa edad de oro del boxeo español que se repasa en «Combate y revancha» tuvo pocos nombres valencianos, aunque el libro sí se acuerda, por ejemplo, de Vicente Rodríguez, peso mosca y gallo, olímpico en Montreal 76, campeón de España profesional en 1979 y aspirante al título europeo en 1981. También encontramos boxeadores valencianos entre los pioneros, como Álvaro Vicente Doménech, de Alberic, que compitió en las olimpiadas de 1948. O Ricardo Alís, superstar del boxeo español en los años 20, nacido en Buñol, que hizo carrera en Cuba y Estados Unidos.
El vendaval Sangchili
Pero si hay un boxeador valenciano por excelencia, ese es Baltasar Belenguer «Sangchili», fontanero que tomó prestado su apodo del nombre del criado chino de un amigo de su padre. «Con ese seudónimo, 1,55 de estatura y 52 kilos, se convirtió en un auténtico vendaval pugilístico que recorrió los rings de medio mundo con gran éxito -escribe Bertrán-. El 1 de junio de 1935 destronó a la superestrella ‘Panamá’ Al Brown en la Plaza de Toros de Valencia y se alzó con el entorchado de los gallos».
Cuando en 1936 el «bulldog levantino» cayó en Estados Unidos noqueado por Tony Marino, aseguró que los únicos que le habían vencido por K.O fueron una pandilla de gánsters que en aquel combate le «pusieron algo en la botella en el descanso entre los asaltos 13 y 14 y, prácticamente, me desvanecí».
«Sangchili» perdió por puntos su título de la IBU (International Boxing Union) en otro combate contra Al Brown en París promovido por el poeta y dramaturgo Jean Cocteau. Porque si algo nos ha demostrado la historia es que el demasiadas veces denostado «noble arte» del boxeo ha tenido importantes conexiones con la cultura.
Boxeadores culturales
Más allá de los relatos de Jack London, Ernest Hemingway o Budd Schulberg, del gusto de Lord Byron y John Keats por subirse al ring de vez en cuando o de la afición de Albert Camus, D. H. Lawrence, Vladimir Nabokov, Robert Graves, Julio Cortazar o Joyce Carol Oates, Combate y revancha deja patente la influencia del boxeo en la cultura española de la época a través del cine, el cómic, la pintura, la escultura, la música, el periodismo o la literatura.
Tal como recoge el libro, hubo incluso boxeadores que se atrevieron a colgar los guantes y coger la máquina de escribir boxeadores como el gran José Legrá, autor de «Golpe bajo», «autobiografía escrita con rabia y sinceridad de un campeón que detesta los trapos sucios». O «Dum Dum» Pacheco, personaje carismático donde los haya que contó su vida en «Mear sangre» y que ha inspirado varios libros en los últimos años como «Todo el odio que llevaba dentro», «Una historia de Madrid a través de sus mitos callejeros» y «Campeones de medianoche».
Aunque si hay un boxeador que ha calado en la cultura popular española ese ha sido Urtain. Tal como recoge «Combate y revancha», el púgil vasco ha protagonizado varias biografías, retratos, estudios y un particular documental de Manolo Summers; ha inspirado desde novelas a platos combinados (dos huevos fritos, dos chuletas de cerdo y abundantes patatas fritas); ha triunfado en los escenarios teatrales de la mano de Juan Cavestany y la compañía Animalario; y ha sido cantando por Dolores Vargas «La Terremoto», Zarama, Xabier Muguruza y, por supuesto, Doctor Divago, con quienes escuchábamos a Bertrán contar eso de «el viejo campeón saltó desde el décimo con el recuerdo hundido en sus noches de éxito».
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