Desde primera hora de la mañana la titular del Juzgado de Instrucción número ocho de Llíria, encargada de la causa contra el futbolista Rafa Mir y un amigo de este por las presuntas agresiones sexuales a dos jóvenes de 21 y 25 años, se encuentra tomando declaración a tres agentes y un oficial de la Policía Local de Bétera que acudieron al domicilio del delantero del Valencia CF en la mañana del 1 de septiembre, en la urbanización Torre en Conill, para que aclaren qué les manifestaron en esos primeros momentos las víctimas y si realmente una de ellas les contó la agresión sexual con acceso carnal -como así aseguraron las denunciantes y los vigilantes de seguridad- y por qué no lo recogieron en su atestado.
Los policías han terminado de declarar a las 11.30 horas y han mantenido ante la jueza que en ningún momento ni una ni la otra joven les dijeron que alguna de ellas hubiera sido víctima de una agresión sexual, de ahí que no le dieran la importancia que los graves hechos denunciados posteriormente merecían. De hecho, los policías, al igual que hicieron esa mañana, han apoyado con sus declaraciones la tesis exculpatoria de la defensa. No obstante, tanto las dos jóvenes como los propios vigilantes que estaban presentes los desmienten.
Además de estos cuatro policías, entre ellos una agente mujer a quien supuestamente le habría confesado la joven de 21 años que Rafa Mir le introdujo los dedos sin ningún tipo de consentimiento, también van a prestar declaración otros tres testigos. Concretamente el tercer chico que estaba en el chalet del futbolista esa noche, y que no participó en modo alguno en los hechos denunciados (de hecho fue el único que mostró cierta empatía con las víctimas al ofrecerles agua y una toalla), así como el vecino que alertó a la seguridad privada de la urbanización cuando escuchó el jaleo y vio cómo las dos jóvenes eran expulsadas y dejadas en la calle semidesnudas, y el padre de la víctima de 21 años que denunció una doble agresión sexual con acceso carnal por parte del futbolista, primero en la piscina y luego en baño donde la encerró con pestillo.
Rafa Mir fue detenido por estos hechos y quedó en libertad tras negar las agresiones sexuales ante la jueza e insistir que «todo fluyó de forma consentida». La jueza acordó medidas cautelares, como adelantó en su día este periódico, tanto la retirada del pasaporte y prohibición de salir del país, como la obligación de comparecer semanalmente a firmar, y la prohibición de comunicarse y aproximarse a menos de 500 metros de ambas denunciantes.