Algunas derrotas esconden victorias, dulces e inolvidable para bien, como la de este jueves del Vic contra el Atlético de Madrid en la primera ronda de la Copa del Rey por dos goles en el tramo final (0-2). Sonó el himno de la Champions y nació un encuentro entre dos clubs separados por cinco categorías, un mundo, pero con el mismo parche en la camiseta. En las gradas aplaudían más de 6.000 almas en un estadio que los sábados habitualmente no alberga más de 150. De cinco periodistas acreditados a más de 100. Incluso de Rusia. Las entradas volaron. Hubo jugadores que se gastaron 1.200 euros en entradas. Más de lo que cobran. Antes del silbato inicial se saludaron con dos campeones del mundo, Nahuel Molina y Ángel Correa, y con dos futbolistas que han costado más de 30 millones: Connor Gallagher y Alexander Sorloth.
El primer «uy» fue por un tiro del joven Arnau Prat y luego Agustí Mora se hizo gigante ante Correa. Cumplió dos sueños en un día, según clamaba al entrar al estadio: salir en El Chiringuito y jugar contra el Atlético. También frustró un chut de Gallagher. Es curioso el fútbol, trabajo para unos y pasión para otros: de vivir en Londres a vaciar las botas de caucho del césped artificial en una comarca donde la pelota se persigue con un stick en la mano y patines en los pies.
La afición visitante gritaba «échale huevos». Pero no parecía la solución para un equipo que dominaba de manera indiscutible, con más de un 82% de posesión, pero no sabía agujerear la defensa. Pudo marcar Giuliano Simeone, pero topó con un local. Pudo marcar Sorloth, pero Nil Pradas evitó el gol con la mano. En Vic no habíaVAR. El humo de las butifarras del bar saltaba por encima de la grada.
El Vic lo intentaba al contragolpe. Chutaron Dídac Serra e Ignasi Quer: un chaval de la comarca de 20 años, monitor de comedor, que estudia CAFE. Los jueves normales cursa la asignatura de fútbol en el mismo estadio. Al descanso el marcador lucía todavía más extrañado por el 0-0 que por aunar los escudos del Vic y el Atlético. Eran las 8 y a las 11 unos tenían el vuelo de vuelta a Madrid y los otros, cena de castañada.
Triple ambio de SImeone
Simeone hizo un triple cambio en el entreacto. El sueño local seguía vivo. Martí Riera remató cerca del travesaño y después entró solo en el área y no supo qué hacer ante la oportunidad de su vida. En las horas previas un amigo, entrenador de la base como él, le enseñaba el electrónico bromeando con un 1-0 suyo y él lo grababa con el móvil. Prat no llegó al gol por unos centímetros. Mora, héroe, negó el gol a Molina y Correa y Simeone ya recurrió a Julián Álvarez y a Antoine Griezmann. Vic, feudo independentista por excelencia, incluso cantó «sí se puede». En el minuto 75 la afición coreó un caño a Griezmann.
La prórroga, utopía por la mañana, había pasado a ser una opción real, pero se desvaneció a los 81 minutos. El árbitro pitó un penalti muy, muy discutido sobre Giuliano y expulsó por protestar a Alfons Senyer, colchonero de profesión. Mora acertó la dirección del disparo de Julián, pero este fue inalcanzable. En el ocaso recortó e hizo el 0-2. El Vic hincó la rodilla, pero cuando se levantó de la lona vio una grada repleta, de niños a abuelos, y sonrío. Algunas derrotas esconden victorias.
Vic, 0 – Atlético Madrid, 2
Vic: Agustí Mora; Ot Bofill (Ignasi Armengou), Nil Pradas, Gil Bertrana, David Busquets; Martí Riera, Roger Cunill; Dídac Serra (Alfons Senyé), Pius Quer (Marcel Bellido), Arnau Prat (Marc Colomer); e Ignasi Quer (Max Morell).
Atlético: Juan Musso; Giuliano, Molina, Witsel, Kostic (Javi Galán), Lino; Gallagher, Javi Serrano (Koke), Riquelme (Julián Álvarez; Correa y Sorloth (Lemar, Griezmann).
Goles: 0-1 (m. 81), Julián Álvarez (p). 0-2 (m. 90), Julián Álvarez.