La necesaria censura a la excepción siempre acarrea el riesgo de convertirse en una enmienda a la totalidad de un colectivo que, en su mayor parte, se comporta como cabría esperar de él. Sirva esta introducción como matiz necesario para lo que viene: la narración de cómo varios futbolistas y un club de la Premier League han dado la espalda a la defensa de los derechos LGTBI+. Una vez más.
El fútbol inglés está llevando a cabo esta semana su habitual colaboración con Stonewall, una asociación británica que trabaja en favor de las personas LGTBI+, una alianza que lleva ya siete temporadas en vigor, con diferentes formatos. Durante esta semana, los capitanes de la Premier League lucen brazaletes con la bandera arcoíris y se llevan a cabo en los estadios y retransmisiones televisivas distintas iniciativas que permiten visibilizar el apoyo al colectivo.
El pasado fin de semana, los capitanes de la mayoría de clubes de la liga inglesa correspondieron a dicha campaña. Por ejemplo, en el Liverpool-Manchester City del domingo, quizá el partido estrella de toda la temporada, Virgil Van Dijk y Kyle Walker lucieron en su brazo izquierdo la enseña LGTBI+. Lo mismo sucedió con capitanes como Heung-Min Son (Tottenham), Bruno Fernandes (Manchester United) y el ex de Real Madrid y Real Sociedad Martin Odegaard (Arsenal)
La simbología fue poderosa, en un deporte tradicionalmente hostil para las personas LGTBI+, especialmente para los hombres, pues nunca ningún futbolista en activo de las principales ligas del mundo se ha declarado abiertamente como parte del colectivo. Más en un país que todavía siente la culpabilidad y el trauma del suicidio de Justin Fashanu, el primer futbolista que se declaró gay estando aún en activo, aunque ya no lo estaba en Primera inglesa, sino en una categoría menor.
La negativa de Morsy y Guéhi
Frente a esa mayoría que se ha implicado activamente en una campaña que se ha llevado a cabo desde el viernes pasado y hasta este jueves, las excepciones. La principal y más comentada ha sido al del capitán del Ipswich Town, Sam Morsy, nacido en Reino Unido pero internacional por Egipto, el país de su padre.
Morsy argumentó que sus creencias religiosas entraban en colisión con lucir en su brazo los colores de la bandera arcoíris. «Somos un club completamente inclusivo que damos la bienvenida a todo el mundo. Apoyamos la campaña de la Premier League y a la comunidad LGTB por su promoción de la inclusión. […] Al mismo tiempo, respetamos la decisión de nuestro capitán, Sam Morsy, que ha decidido no llevar el brazalete de arcoíris debido a sus creencias religiosas», explicó el Ipswich Town en un comunicado oficial.
El capitán del Crystal Palace, Marc Guéhi, sí lució el brazalete… pero escribiendo sobre él «I love Jesus» («Amo a Jesús») en su partido del sábado y «Jesus loves you«, («Jesús te/os ama» en el del martes. Cristiano e internacional por Inglaterra, también el central ha recibido el apoyo de su club, en boca de su entrenador, Olivier Glasner: «Es un gran tipo, muy humilde, y no creo que debamos hacer esto más grande de lo que es. En el fútbol todos estamos en contra de la discriminación y es una gran campaña. Hablamos de ello. No es un niño, es un adulto, tiene su opinión y la respetamos».
El último de los episodios que ha desatado la polémica en el contexto de la campaña por los derechos LGTBI+ lo ha protagonizado el Manchester United. Según ha revelado ‘The Athletic’, la plantilla del club mancuniano decidieron no llevar una chaqueta en apoyo a la comunidad LGTBI+ antes del partido contra el Everton del domingo, después de que el lateral marroquí Noussair Mazraoui se opusiese a llevarla. El Manchester United no ha reaccionado a esta información, en la que se asegura que Adidas está «decepcionada» con esta decisión.
El rechazo de futbolistas a gestos en favor de los derechos LGTBI+ no es nuevo, pero no por eso debe dejar de señalarse. En el pasado, incluso reciente, se han repetido casos similares. Un ejemplo paradigmático fue Idrissa Gana Gueye, quien durante dos temporadas consecutivas se ‘borró’ de los partidos en los que su entonces club, el PSG, vistió camisetas en favor del colectivo LGTBI+.
La polémica de Qatar 2022
Quizá el apogeo de la controversia fuera el Mundial de Qatar 2022. En un país que castiga penalmente la homosexualidad, capitanes de varias selecciones europeas (entre las que no estaba España) mostraron su determinación de portar el brazalete arcoíris, de la campaña OneLove a favor de la inclusión y el respeto la diversidad de género. El alemán Manuel Neuer y el inglés Harry Kane, con el firme apoyo de sus federaciones, fueron quienes más batallaron para poder llevar la enseña LGTBI+.
La FIFA, sin embargo, anunció que dicho brazalete quedaba, en la práctica, prohibido, al amenazar con amonestar con una tarjeta amarilla a quienes lo llevaran. La selección de Alemania respondió al veto llevándose la mano a la boca en su foto de equipo previa a su primer partido en el torneo.
El presidente del organismo, Gianni Infantino, argumentó días después que «hay que respetar la cancha» y unos reglamentos que dicen «que un campo de fútbol se juega a fútbol». «Hay que respetar y proteger a 211 países, jefes de Estado, regímenes y a sus aficionados«, añadió el dirigente suizo en su justificación al veto. Apenas año y medio antes, la UEFA sí aceptó la presencia de brazaletes LGTBI+ en la Eurocopa, flexibilizando la interpretación del reglamento que los regula.