El camino al paraíso, por Lluís Carrasco


¿Recuerdan? No quisiera ser resultadista, pero llevo semanas advirtiendo sobre la chalada vorágine del presente, el daño que hace la falta de calma, y como la inmediatez impide, internamente, discernir entre que resulta fundamental y urgente, o es en realidad irrelevante y trivial a la hora de afrontar una crisis. También les he comentado en estas mismas líneas lo peligrosa que es la precipitación y, a raíz de la petición de dimisiones por parte de una decena de grupos barcelonistas, el error que supone adelantarse a los acontecimientos y no hacer las cosas con sentido reflexivo y, sobre todo, estratégico. Y ya ven, en solo unos días, el escenario, no es que haya cambiado, ¡es que ni somos capaces de reconocerlo! Y hoy es imposible no hacerse la pregunta de qué o quién ha transformado la noche en día convirtiendo la oscuridad en resplandor celestial

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