El día que Rafa Nadal cambió la raqueta por la escoba para ayudar a sus vecinos de Sant Llorenç des Cardassar


Eran las cinco y media de la tarde del 10 de octubre de 2018. Centenares de vecinos de Sant Llorenç des Cardassar achicaban agua de pisos y comercios tras una terrible riada que se llevó por delante la vida de 13 personas. La tragedia se había producido un día antes, un martes, cuando una lluvia de dimensiones bíblicas desbordó el torrente de Begura de Salma, convirtiendo las estrechas calles del municipio en cañerías, y las casas, la mayoría de dos plantas, en trampas mortales. «Fue como un tsunami«, relataban a este diario los afectados. Fue, en resumidas cuentas, una versión en miniatura de lo que pasó el 30 de octubre en el entorno metropolitano de Valencia. Pero recuperemos el hilo. Entre los ‘rescatadores‘, llamaba la atención un hombre con un rostro muy familiar. Echaba una mano en el interior de un taller mecánico que lo perdió todo y en el que el agua llegó a los dos metros de altura. Se giró, le dio un poco el sol de media tarde y redactor y fotógrafo (Jordi Cotrina) de este diario se miraron y convinieron: efectivamente, era Rafa Nadal.

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