El Espanyol cree pero no puede contra el Leganés (1-1)


Manolo González cerró los ojos cuando sonó el silbalto. Soltó aire, vació los pulmones y apretó los puños. El empate contra el Leganés (1-1) deja tocado al Espanyol. Rodeado de ruido pero sumergido en la oscuridad, el entrenador del Espanyol apretó más los párpados. Como quien pide un deseo antes de empezar el año. Ese momento en que empieza una nueva oportunidad de cambiar, de no solo ponerte nuevos propósitos, sino también de cumplirlos. El Espanyol le ha pedido al nuevo año cambiar. Sobrevivir. Resucitar. Pero no está siendo fácil.

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