Si el Bayern de Múnich se llevó cuatro goles del Barça en Montjuïc y el Madrid otros cuatro en el Bernabéu, era obvio que el Espanyol no lo pasaría nada bien en su antigua casa. El peor visitante de Liga (los pericos llevan un punto de 18 posibles) paseó su condición por el feudo azulgrana, ese estadio que también acogió a los blanquiazules durante 12 años, justamente entre la demolición de Sarrià de 1997 y el estreno del templo de Cornellà de 2009.
Manolo González se esforzó en la víspera en extramotivar a sus hombres. Había exigido personalidad, concentración y espíritu competitivo, pero el Barça se volvió a desatar. Once minutos y 17 segundos duró la oposición de los pericos, el tiempo que tardó en llegar el primer tanto de Olmo. A continuación, solo quedaba rezar para evitar un festival de grandes dimensiones.
Más fugaz
No pudo repetir el Espanyol su éxito del Metropolitano, cuando resistió con bravura todo el duelo y sumó un punto ni tampoco se mantuvo de pie tanto tiempo como en el Bernabéu. En Montjuïc todo fue mucho más fugaz. El primer subidón perico se vivió a los 27 minutos con el gol de Jofre anulado por el fuera de juego de Omar.
La película se repetiría más veces. El canterano se besó el escudo al celebrar el tanto y se llevó las mofas del público azulgrana, que también hizo sangre con cánticos de «¡A Segunda, a Segunda!». Sonaron con escaso volumen al comienzo del partido y retumbaron ya a la media hora de juego sin piedad.
«Me ardía todo por dentro y se lo dije a los jugadores en el descanso. Me revienta que me canten ‘a Segunda’ aquí, me revienta»
La pelea contra el VAR
Mala pinta tenía el guión y más de un perico habría firmado el final del partido con el 3-0 del descanso. Pero el Barça rebajó sus revoluciones y el Espanyol acabó cayendo con dignidad. Puado ganó al fin la pelea contra el VAR y recortó distancias, pero el mal ya estaba hecho. «Contra estos equipos o haces un partido perfecto o es muy difícil ganar. Somos el Espanyol y nos ha costado mucho volver a Primera. Debemos ser nosotros, rascar más y convertir las ocasiones», valoró el goleador perico.
«Nos han anulado tres goles por muy poco. El Barça tampoco ha tenido 80 ocasiones, pero nos han penalizado mucho. En la primera parte interpretamos muy mal el plan. Luego nos metimos. Si llegamos a meter el 3-2 el partido habría cambiado mucho», reflexionó Manolo, molesto por los cánticos culés en la primera parte. «Me ardía todo por dentro y se lo dije a los jugadores en el descanso. Me revienta que me canten ‘a Segunda’ aquí, me revienta. Así sí me voy tranquilo», agregó el técnico, que espera una reacción inmediata. «Sabemos que va a ser difícil. Ahora viene el Valencia y parece que viene la peña de la trompeta. Tenemos que morder».
«Vinicius, balón de playa»
Los hinchas azulgranas completaron la fiesta acordándose del Madrid y su bochornosa decisión de no acudir a la gala del Balón de Oro en París. «Balón de playa, Vinicius balón de playa» fue otro de los cánticos exitosos en otra tarde de felicidad del líder de la Liga.
Con seis derrotas en los siete últimos duelos al Espanyol solo le queda el consuelo de que sigue fuera del descenso. Ayudaron las derrotas del Las Palmas y el Valladolid en esta jornada junto al aplazamiento del partido del Valencia, que será, precisamente, el siguiente rival de los pericos el próximo sábado en Cornellá, una cita de alto voltaje entre dos equipos en plena depresión.