El Gobierno está decidido a dar la batalla que sea necesaria para que Rafael Louzán no sea el próximo presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). El actual presidente de la territorial gallega carga con una condena de inhabilitación para ocupar un cargo público, de su época al frente de la Diputación de Pontevedra, que está pendiente de revisión por parte del Tribunal Supremo. Jurídicamente es difuso si, con esa condena pendiente, puede presidir la RFEF, un organismo privado. Pero el Gobierno no tiene dudas al respecto.
«Cualquier persona que se presente tiene que estar en condiciones de defender esas ideas de altura de miras, de estabilidad, de tranquilidad y que no esté en una situación penal«, ha apuntado este lunes el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), José Manuel Rodríguez Uribes, durante un acto en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid, recordando que los estatutos de la RFEF recoge que «no puede presentarse nadie que esté inhabilitado judicialmente».
El Gobierno ya ha dejado caer, mediante filtraciones a ciertos medios, que tiene previsto impugnar ante el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) la proclamación de Louzán como presidente de la RFEF, si está se produce, como todo parece indicar en circunstancias normales. Porque el dirigente gallego ha conseguido recabar el apoyo de la mayoría de los presidentes territoriales, lo que en la práctica le garantiza la elección, dadas las peculiaridades de un sistema que roza lo clientelar.
La situación electoral
Los barones, no obstante, son conscientes del riesgo de la candidatura de Louzán y del severo golpe a la imagen del fútbol español (uno más) que supondría una nueva presidencia fallida sin alternativa viable. También a ojos de la FIFA, dado que la semana que viene se asigna oficialmente a España la coorganización del Mundial 2030 y llegar a ese momento con un nuevo proceso electoral fallido sería una catástrofe.
De ahí que los barones territoriales estén armando un plan B que pasa, como adelantó Onda Cero y ha confirmado este periódico, por Sergio Merchán. Histórica mano derecha del también inhabilitado Pedro Rocha, heredó también la presidencia de la federación extremeña cuando su mentor tomó las riendas de la RFEF. La idea sería que Merchán se quedara con al menos 21 avales (el mínimo) de Louzán y que, en caso de que el gallego fuera apartado de la carrera por el TAD, él fuera el único candidato y en pie y, en consecuencia, el nuevo presidente de la RFEF.
El CSD, aunque oficialmente no se ha pronunciado, no pondría problemas a que Merchán fuera el presidente. ¿Por qué? Porque no está implicado en ningún proceso, administrativo o jurídico, de inhabilitación. Y dados los predecentes, la secuencia que vienen dibujando Villar, Rubiales, Rocha y Louzán, con no esta manchado es suficiente para recibir el visto bueno.
Mientras todo eso sucede, el ‘outsider’ Juanma Morales trata de reunir esos 21 avales que necesita antes de este martes a las 23.59 horas y algunos barones tratan de buscar alternativas que eviten el bochorno que se avecina..