Agustín Abadía, eterno bigote, al que por error una periodista puso como apodo Tato’, con el que se quedó, se pregunta al igual que cientos de vecinos de Logroño: ¿cómo puede ser que una ciudad de 150.000 habitantes no tenga un equipo en una de las tres principales categorías del fútbol español? La Unión Deportiva y la Sociedad Deportiva, ambas compartiendo el nombre del glorioso Logroñés, pelean en la denominada Segunda Federación, un lío para los más profanos. Visten con los históricos colores rojiblancos del eterno Club Deportivo. La Unión Deportiva, más socios, más seguidores, más llenos en el no menos histórico estadio de Las Gaunas, el campo que siempre cantó los goles con mayor fervor, está llamada a proezas aún mayores que jugar contra todo un Girona, el primer visitante de Champions, una eliminatoria de la Copa del Rey.