Después de muchos meses de negociaciones, con los flecos más farragosos cerca de sellarse, Joan Laporta apareció en una reunión ante la plana mayor de Nike acompañado de un hombre apuesto para el que pidió una comisión por los servicios de mejora del contrato. Se trataba del inglés Darren Dein, abogado y representante de futbolistas de 51 años, a quien los negociadores de la multinacional norteamericana no habían visto hasta aquel día. La estupefacción se convirtió en negativa. No, no iban a hacerse cargo de esa retribución. Si el FC Barcelona consideraba valiosa su misteriosa aportación, debía ser el mismo club el que pagara por ella.
En 2022, Laporta solicitó a los socios compromisarios una ovación para Darren Dein cuando vendió con su rica oratoria las bonanzas del acuerdo de patrocinio con Spotify. Sí, una ovación para un supuesto intermediario… Cosas de este Barça familiar. Ahora, una de las incógnitas de la asamblea de este sábado, convocada para certificar el acuerdo con Nike, es si volverá a pedir un aplauso para el amigo inglés.
Por lo demás, se da por descontado que la renovación de una alianza en vigor desde 1998 será aprobada sin mucha objeción. También se da por descontado que no se concretarán las cifras del acuerdo, amparándose en cláusulas de confidencialidad, tal y como ocurrió con Spotify. Bastará con oír que se trata del mejor contrato de la historia del deporte mundial (se ha filtrado que puede suponer 1.700 millones hasta 2038) para que salga adelante en otra cita telemática.
El refugio en el secretismo no es patrimonio exclusivo de Laporta y su junta. Cuando en 2016 la directiva de Josep Maria Bartomeu sometió al plebiscito de los compromisarios la firma de renovación con Nike, Manel Arroyo, por entonces vicepresidente de márketing, dijo a la platea que “no podemos ofrecer cifras al detalle, porque hay confidencialidad para no dar pistas a la competencia, ni la suya ni la nuestra, pero queremos tener el contrato de patrocinio número uno en el mundo”. El mismo relato.
La diferencia es que entonces no hubo pago a un intermediario. En todo el proceso de la renovación actual, consta la presencia de Dein en una cena de trabajo en el restaurante Via Veneto, con su característico pañuelo blanco asomándose del bolsillo de la americana, en la que participaron los dirigentes de Nike, Laporta, la jefa de personal Manana Giorgadze y el vicepresidente Rafa Yuste, hoy desaparecido de la vera del presidente por su defensa de Xavi. A Dein se le vio más en encuentros con dirigentes de Puma, cuando el Barça trataba de poner celosa a Nike.
Que su papel en todo el tejido del acuerdo ha sido irrelevante lo demuestra la sorpresa de la propia multinacional y la irritación de Juli Guiu, el vicepresidente de márketing del club, como avanzó Toni Frieros en el diario Sport. En la reunión de la junta directiva convocada a toda prisa en noviembre para exponer las líneas maestras de la renovación, Guiu, conectado de madrugada desde Nueva York, objetó hasta donde se lo permitió el vehemente Laporta. El acuerdo con Spotify acabó por provocar el divorcio entre el CEO Ferran Reverter y Laporta, y ahora el acuerdo con Nike ha agrietado la relación Guiu-Laporta. Dein, en medio en ambos casos.
Vieja relación comercial
Nike y Barça, aliados desde hace 26 años y con relaciones personales en la cúpula de ambas instituciones, no deberían precisar, ciertamente, de intermediarios para estrecharse las manos. Pero Laporta, con firmes vínculos en el millonario mundo de los súperagentes de futbolistas, léase Jorge Mendes y Pini Zahavi, ha incorporado a su círculo a Darren Dein, definido por quienes le han tratado como “el típico inglés, muy educado, y como representante se mueve muy bien en la Premier”.
Una vez sellado el acuerdo con Spotify, una fuente conocedora de sus maniobras en el club asegura que Dein trató de apropiarse de las gestiones realizadas con la empresa de criptomonedas Polkadot, que aspiraba a patrocinar la frontal o la manga de la camiseta azulgrana, para llevarse el contrato precisamente a la Premier. Polkadot fue descartada por el Barça y Dein vio una oportunidad de redoblar el negocio.
Los contactos del padre
De él se cuenta que supo aprovechar muy bien los contactos forjados por su padre, David Dein, presidente y accionista del Arsenal durante 25 años, de 1983 a 2007, toda una personalidad en el fútbol inglés. Su hijo Darren empezó como consultor legal de Sports Entertainment & Media Group, del agente Jerome Anderson, responsable de llevar las primeras estrellas foráneas a Inglaterra, tipo Dennis Bergkamp y Marc Overmars.
Cuando dejó la compañía, montó la suya propia, Doubled (traducible como Doble D), a la que no tardó en incorporar a clientes de envergadura, sobre todo del Arsenal. Uno de ellos fue, y aún es, Thierry Henry, de quien fue su padrino de boda. Otro, Cesc Fàbregas. De hecho, durante un tiempo generó acritud entre la afición ‘gunner’ por arrancar del club a jugadores como los dos mencionados, más Van Persie, Adebayor, Clichy y Alex Song, otro traspasado al Barça. También representó en su día a Bojan Krkic, mano derecha de Deco en la dirección del fútbol azulgrana. Ya no.
Actualmente, la joya de su cartera es el centrocampista neerlandés Xavi Simons, que milita en el Leipzig. Cuenta en total con 34 jugadores, una buena cifra, aunque carece de los nombres reconocibles de antes. Según Transfermakt, entre todos ellos suman un valor de mercado de unos 110 millones de euros, aunque solo Simons equivale a 80. No juega, pues, en la liga de los Mendes o Zahavi. Quizá por eso ha abierto la vía de negocio de la intermediación, un terreno abonado a la confusión y la sospecha. A ver si sale su nombre, y cómo, en la asamblea de este sábado.