Lo de Cuadra Fernández y Cerro Grande ya clama al cielo. Digámoslo alto y claro: El domingo engañaron y timaron al Barça, engañaron y timaron al fútbol y engañaron y timaron a sus aficionados. Si Laporta me hiciese más caso, que, aunque a veces me da la sensación que lo hace, debería hacerlo más a menudo, ha llegado el momento de pegar un puñetazo sonoro, muy sonoro, público e inequívoco sobre la mesa. Miren, el Barça va bien, y seguirá yendo bien porque Flick tiene un plan, los jugadores lo conocen, lo entienden y lo ejecutan, y el Club ha puesto los filtros y compuertas de seguridad necesarios para preservarlo y protegerlo, pero desde la cumbre, y en esa cumbre está solo el presidente, hay que demostrar sin tardar que el Barça no va a permitir la injerencia de siempre de los de siempre para intentar alterar un presente que ha costado “Dios y ayuda” crear, y del que no permitiremos que la infamia y el embuste nos aleje.
Lo de ayer no es casualidad, los protagonistas, tanto en el terreno de juego como en la inefable sala de fogones del VAR, donde, sin titubeo ni vergüenza, el domingo no se cocinó justicia sino indigna mentira, no es casualidad, y la reacción de la caverna más cutre tampoco es casualidad. Nada es casualidad.
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Sospecha de engaño
Y como este articulista, optimista pero también realista, está viendo lo mismo que ustedes, resulta urgente que en este punto de la partida donde empezamos vislumbrar y a tener más de un presagio de podredumbre, más de una sospecha de engaño y el recelo de que los de siempre y como siempre vuelven a enseñar las fauces de la trampa y el aliento de la manipulación, hay que romper la mesa con ese puñetazo y gritar al mundo bien alto que… ¡Hasta aquí!, que no pasarán, que el dictador murió hace ya 50 años y no vamos a permitir que vuelva el pasado una y otra vez hasta el hartazgo infinito.
Laporta tomó posesión del cargo bajo los acordes deliciosos de “un núvol blanc” de Lluís Llach… Conseguir que esa nube no se convierta en tormenta, depende en parte de dar ese puñetazo. “Fes-lo, Jan. Fes-lo!”.