Nacido en Ucrania, pero con nacionalidad rusa, Nikolay Davydenko (Sievierodonetsk, 43 años) siempre fue un tipo frío y arisco. Sus apodos de ‘Hombre de hielo’ y ‘Robocop’ le venían al pego. Exnúmero 3 del mundo, por detrás de Roger Federer y Nadal a finales de 2006, cerró su carrera con 21 títulos y el cara a cara ganado con el astro balear, que sucumbió en seis ocasiones ante Davydenko, cuatro de ellas seguidas entre 2009 y 2011. El mejor deportista español de todos los tiempos le derrotó en cinco encuentros.
En estas Navidades ha vuelto a escena el extenista ruso para reabrir una polémica que parecía ya superada: la equiparación de premios entre hombres y mujeres. La idea no convence a Davydenko, que ha desatado una tormenta con sus declaraciones al medio ruso Match TV. El extenista acepta esa igualdad en los torneos de las categorías 250, 5.000 o Masters 1.000, pero nunca en los Grand Slams. «Es injusto, ellas no juegan los partidos a cinco sets. Ellos trabajan el triple«, apuntó.
Alusión a Serena
Davydenko acompaña su razonamiento con un ejemplo en el que cita a la estadounidense Serena Williams, una de las mayores leyendas del tenis. «Serena Williams conquistó un Grand Slam perdiendo solamente 10 juegos en el torneo. Ganó 6-0, 6-1, 6-2… sin sudar y sin estresarse. Los tenistas trabajan tres veces más. Por eso, es injusto que ganen el mismo salario», remarcó el ruso, retirado en 2014 con un balance de 482 victorias y 329 derrotas.
La equiparación salarial en el tenis varía según el tipo de competición. Actualmente, la brecha es mayor cuanto menor es el torneo. En los cuatro ‘grandes’ (Abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon y US Open), los tenistas reciben idénticas ganancias sean hombres o mujeres.
Movimiento de la WTA
El Abierto de EEUU fue el primero en apostar por la equiparación en 1973 gracias a la perseverancia de Billie Jean King. Casi tres décadas después, concretamente en 2001, se apuntó Australia; en 2006 llegó el turno de Roland Garros, y Wimbledon fue el último en cerrar la brecha salarial en 2007.
La WTA tiene en marcha un movimiento para alcanzar la equidad salarial total en el plazo máximo de 2033. En algunos torneos la diferencia aún es notable. Por ejemplo, Sinner se embolsó en Cincinnati el pasado agosto más de un millón de dólares, mientras que la campeona Sabalenka no se llevó ni la mitad: 501.975.
«Es injusto. Los chicos siempre van a ser físicamente más fuertes que las mujeres, pero eso no significa que no trabajemos tan duro como ellos. Las mujeres merecemos cobrar la misma cantidad de dinero que los hombres», aseguró la bielorrusa, la actual número uno del mundo.