Si tiramos un poco de memoria, seguro que ustedes recuerdan algunos episodios miserables de este circo pelotero.
Ejemplo número 1. En el Barça del 2011 mandan Rosell & The Wailers. El Presidente explica todo lo que se encontraron al llegar a la entidad: “Quitamos los guardaespaldas del club y el cátering en los actos. Es más: ahora se evitan las fotocopias en color, las hacemos en blanco y negro y eso que nos ahorramos en tóner”. Caso confirmado.
Sofá y palomitas, por favor. Parecía -perdón, era- surrealista que un presupuesto multimillonario acabara eliminando tóners, mientras representantes y futbolistas del tres al cuatro se hinchaban a ganar miles y miles de euros.
Ejemplo número 2. Verano de 2015. Iker Casillas abandona el Real Madrid, que se queda con Keylor Navas. David De Gea quería salir del Manchester, que no veía con malos ojos intercambiarlo con Keylor, amén de recibir dinero. Bueno, pues la operación no se cerró porque a última hora de la última noche se produjo un fallo en el fax del club blanco que impidió enviar a tiempo la documentación. De ello hace tan solo nueve años. Parece mentira que el atasco del papel en un fax generase tamaño daño reputacional en un club con tantísimo presupuesto.
Ejemplo número tres. RCD Espanyol. Soy consciente de que mis próximas líneas ascienden en interés dentro del universo perico, y que las cifras de las que hablamos son de risa, especialmente comparadas con la de los otros dos clubs. Durante un día de la semana pasada (repito: UN DÍA) en el que los yogures para los futbolistas eran de un sólo sabor. ¿Intento de ahorro, reasignación de gastos de cocina, o nada? Pues no fue nada. O duró un Día. Como decía aquel, que no estamos tan mal…
Así que ya lo ven: faxes, tóners y yogures. Una industria milionaria que acaba pasando el rasero por gastos tan poco significativos.
Ojo: que no sea una estrategia para hacerle una contraoferta a Puado y pagarle en yogures lo que no tenemos en dinero. All is possible!!