La noche soñada vivió Ferran Torres en Dortmund después de sufrir algunas de insomnio en Barcelona. Por las suplencias, por la lesión y por la dana de Valencia, aunque Foios, la población donde nació, situada al norte de la capital, no quedó anegada por la catástrofe.
Salió desde el banquillo, el lugar desde el que le toca esperar, apenas reaparecido de la lesión muscular que le ha parado dos meses, poco después del primer empate del Borussia que frustraba el buen partido del Barça. La noche amenazaba con la remontada alemana ante el imponente escenario, la progresión del cuadro alemán y los indicios de debilitamiento del Barça, que se encogía por momentos. Ferran la convirtió «en una de las mejores noches de mi vida como futbolista». La disfrutó después de «un control de mierda» al recibir la asistencia de Lamine Yamal.
Con la cabeza erguida
Todo empezó en el minuto 71 y Ferran entraba por Lewandowski. Le acompañaban Fermín y Frenkie de Jong para relevar a Raphinha y Dani Olmo. Un triple cambio de Hansi Flick muy semejante al proceder del entrenador en el campo del Betis. El plan del técnico quedó legitimado con el triunfo que sitúa al Barça infantil justó detrás del apabullante Liverpool en la cúspide de la Champions.
«Podemos estar muy orgullosos por cómo hemos creído y por cómo los jugadores han demostrado su calidad», explicó Flick, que se marchó del Westfalenstadion con la cabeza erguida después de saquear los tres puntos del que fue uno de sus grandes rivales con el Bayern de Múnich. Volvía Flick a Alemania con sus niños y su figura quedaba restituida tras su fallido pase por la selección.
El sueño repetido
Ferran entró fantaseando con que se erigiría el héroe de la noche. Cualquier suplente ingresa en el césped empujado por esa ilusión y a él no le falta ese combustible que le suministra la introspección y la fuerza mental que le lleva a sacar provecho de la frustración de quien no es titular.
Cuatro días antes en Sevilla también lo había soñado, y el deseo se cumplió. Jugó la última media hora en el campo del Betis, poco después de que el once verdiblanco igualara el marcador y anotó el 1-2 del Barça antes de que Assane Diao colocara el 2-2 en el tiempo añadido.
‘Déjà vu’ perfeccionado
El déjà vu del Villamarín se perfeccionó. Chocó las manos con Lewandowski y entró corriendo a reacción con La mentalidad del tiburón, el lema que se ha inventado para no desfallecer. Cuatro minutos después, andaba de pesca el escualo se zampó el balón suelto que dejó el meta Kobel, de espaldas al delantero y al balón, volteado tras haber detenido el tirazo de Fermín López, otro que apareció soñando en el campo.
Ferran repetía la autoría del 1-2 con su tercer gol en tres partidos. Antes de batir al Betis había abierto el marcador en Mallorca. Allí fue titular para que Lewandowski descansara, reconoció Flick.
Nueve segundos
A los tres minutos, sin que se hubiera mitigado su satisfacción, Guirassy repetía el 2-2. Tal vez pensara el optimista Ferran que habría tiempo para reparar ese segundo empate que no haría más que cultivar la frustración azulgrana. Quedaban 12 minutos. «Sueñas con estas cosas: entrar de revulsivo, marcar los goles de la victoria…», corroboraba.
No podía estar durmiendo ni con los ojos cerrados si llegaba el momento. Que llegó. De forma imprevista. Con un contragolpe desatado de nueve segundos conducido por Pedri tras robar un mal pase entre dos jugadores alemanes. El balón llegó a Lamine Yamal que lo coló en diagonal entre dos defensas y dejaba solo a Ferran en la vertical hacia Kobel.
«Ha sido un control de mierda, sinceramente, ya lo digo yo, porque pensaba que venía el defensa a mi lado», confesaba Ferran de ese instante en que parecía desaprovechar la situación de ventaja que le había regalado Lamine Yamal. Un vídeo descubre a Iñigo Martínez, lejos, echándose las manos a la cabeza
«Alcé la vista para ver dónde estaba el portero para cruzar el balón», relató de la jugada que derivó en su segundo gol, el 2-3 del triunfo, mientras se abrazaba al extremo y todos los demás acudían a felicitarle. La noche soñada.