El nuevo año ha empezado fuerte. 2025 ha arrancado a un ritmo que no podrá sostener. Al menos eso espero, por nuestro bien. El nuevo año está deparando más acontecimientos históricos de los que soy capaz de asimilar, y no me refiero a la final de la Supercopa, que un poco también.
Repasemos, a bote pronto: está lo del cetrero de la Lazio, lo del hincha argentino del Zaragoza y lo del marisco de Coentrao. Quizá otro día hablemos del marisco ilegal de Coentrao. Lo han ‘encoentrao’.
Lo del cetrero de la Lazio: el club ha despedido a la persona encargada de hacer volar el águila, símbolo de la entidad. El hombre llevaba 15 años haciéndolo, antes de los partidos, aunque en 2021 ya había sido despedido por hacer el saludo fascista, al grito de Duce, duce, junto a unos aficionados. Entonces alegó que no era fascista, sino admirador de Mussolini, algo así como decir ‘no soy swiftie, sino fan de Taylor Swift’, un argumento absolutamente convincente, por lo menos si eres de la Lazio.
Mostrar el pene en redes sociales
El caso es que está vez parece no haber vuelta atrás. Han despedido al cetrero por mostrar su nuevo pene en las redes. Colgó fotos y un vídeo de su prótesis genital. En lugar de me gustas y fueguitos ha recibido la carta de despido. Han echado también al urólogo que lo operó y al águila Olympia, la verdadera víctima. El cetrero asegura que mostró el potente resultado de la operación «con fines médicos». Y yo le creo. Van a por la ciencia.
Prefiero no desarrollar. Además, lo del hincha argentino del Zaragoza tampoco está mal. Sabrán que Ander Herrera, uno de los tribuneros más exitosos de nuestra era, ha afrontado el reto máximo del tribunerismo, el monstruo final, y se ha marchado a Argentina. Jugará en Boca, donde ya es ídolo antes de empezar, pero Don Fútbol le tenía reservada una sorpresa. Al llegar, se encontró con un argentino del Zaragoza, que algo indignado le preguntó qué hacía allí, en Argentina, en lugar de ayudar a ese Zaragoza que tanto dice amar.
Dejando a un lado a Ander Herrera, me centraría en el hincha argentino del Zaragoza, que explicó que se hizo del Zaragoza por Héroes del Silencio, la banda. No cuestionaré los motivos de la militancia futbolera de cada cual, pero justo la semana pasada mi amigo Galder Reguera escribió al respecto un formidable artículo en El País, y no digo formidable porque saliera yo, que un poco también.
Camisetas del Castellón
Resulta que hace unos años regalé un par de camisetas del Castellón a los hijos de Galder, quien después cedió una de ellas a su sobrino, que se hizo hincha orellut. Cuando el Athletic ganó la Copa y los colegios invitaron a los niños a ir a clase con la camiseta rojiblanca, el sobrino héroe se mantuvo fiel a sus colores y acudió con la albinegra, para disgusto de su madre. A mí la historia me hace gracia, por supuesto, pero en los días posteriores sufrió mi conciencia. ¿Y si le he jodido la vida a ese niño? Porque ahora todo es muy bonito, pero a saber dentro de 20 años cómo está el Castellón, cómo está el Athletic y las secuelas que tiene ese niño.
Sé de lo que hablo. Mi hijo Teo coqueteó durante un tiempo con ser del Getafe, y no fue bonito. Los padres sufrimos.
Por suerte, Teo lo superó. Es un poco Ander. Va y viene, se apunta a la fiesta y no se encadena. Creo que va por el cuarto equipo. Será feliz, pero tendré que decirle que frene un poco, como a 2025.
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