Llegó a la dirección deportiva del Espanyol en el verano de 2023 con el objetivo innegociable de devolver al club a Primera. Heredó una pésima situación económica que sigue siendo un lastre, pero poco a poco el equipo ha recuperado la vida, sostenido también por su fantástica afición. Logrado con apuros el ascenso, ahora toca consolidarse en Primera y Fran Garagarza (Mutriku, Guipuzcoa, 58 años) no pierde el tiempo. El ejecutivo vasco repasa con EL PERIÓDICO sus métodos, sensaciones y filosofía en un club volcánico que busca la estabilidad.
Lleva ya 15 meses en Barcelona. ¿Cómo se siente en el club y en la ciudad?
Me encuentro bien y feliz. Me encanta Barcelona. Me gusta mucho, no pensaba adaptarme tan rápido a la ciudad, a la gente… Estoy de maravilla en el club. Para mí también es un aprendizaje. Salir de un pueblo a una ciudad. Yo valoro tener ese espacio para pasear, ir a la playa, a un restaurante a comer…
Al inicio de temporada aseguró que el Espanyol había pasado de la UCI a planta gracias al ascenso. ¿En qué estado ve ahora al paciente?
Sigue estando en planta, con medicamentos. Tampoco diría que sin poder moverse de la cama, pero la situación es delicada. A día de hoy hemos hecho un trabajo ajustándonos a la realidad y estamos satisfechos, pero aún no estamos para dejar el hospital. Comemos, nos movemos, nos reímos en la habitación, pero aún no podemos salir. El objetivo es volver a casa. Para eso, lo primero es mantenernos, luego debe haber una ampliación de capital y una buena venta. Si se dan esas tres cosas, y por ese orden, podríamos. Pasando de vez en cuando alguna revisión, pero podríamos volver a casa. Si falla alguna de esas tres cosas, la cosa se complicaría más.
«Aún estamos en el hospital. Para volver a casa necesitamos mantenernos, hacer una ampliación de capital y una buena venta»
El año pasado estuvo marcado por un cierto pesimismo y catastrofismo en el entorno. ¿Percibe un cambio en el ambiente?
Es posible. Todo suele ir en función de si la pelota entra o no. Hay que intentar ser lo más equilibrado posible. Ni que una cosa te derrumbe ni que la otra te haga sacar pecho. Está claro que el año pasado era una obligación ascender y se logró. Ahora hay dos aspectos claves: ser un equipo con alma, que nuestra gente la detecte y se contagie, y desde ahí crear un ámbito de todos para animar, reconocer el esfuerzo y tener muy claro lo que queremos. El objetivo de este año del Espanyol y que todos firmaríamos es salvarnos en la última jornada en nuestro estadio y dejar a tres por debajo. No hay más. No podemos pensar en otra cosa.
¿Ve la fuerza del sentimiento perico en su punto más alto desde su llegada al club?
Estamos en ello. Aún no estamos en la mayor esencia. Esa sinergia de celebración de goles, de victorias… Todo pasa por nuestro estadio, como ocurrió con el ascenso. Nuestra gente es la que nos va a ayudar. El año pasado el equipo ascendió por lo que se vivió en Cornellà en el último partido. Queremos que nuestra afición vea un equipo con identidad, agresivo, con rabia, solidario. Esa es la base. Entradas como los 25.000 espectadores contra el Mallorca nos ayudan mucho. Nuestra afición tiene mucha energía. Creo que no vamos a vivir situaciones como las del año pasado. Lo mejor que tiene el Espanyol es la afición. Por mucha diferencia.
«El objetivo de este año que todos firmaríamos es salvarnos en la última jornada en casa y dejar a tres por debajo. No podemos pensar en otra cosa»
¿Cómo se las ingenia para traer ocho refuerzos con las limitaciones económicas que existen?
Trabajando mucho no es la respuesta porque eso lo hacen todos. Te diría que haciendo de las limitaciones una virtud, sabiendo lo que quieres, adaptándote a las situaciones y estableciendo los objetivos según el mapa al que te enfrentas. A dónde voy y cómo voy con lo que tengo. Buscamos jugadores de rendimiento inmediato, también alguna apuesta, pero necesitamos rendimiento. En el mercado nacional vemos que hay futbolistas retenidos, con cláusulas, no les dejan salir… Debemos abrirnos fuera. Te basas en tu experiencia europea, en mi caso en el Wolves y empiezas a tocar puertas de equipos destacados, sea Unión Berlín, Roma, Augsburgo… A partir de ahí se establece la negociación, el contacto diario, videoconferencias… Y todo teniendo claro las posiciones claves para reforzar y donde se debe hacer más esfuerzo y menos, con contactos constantes con el departamento financiero. Es verdad que son cesiones, pero lo primero era lograr que vinieran. ¿Que se van a ir a final de temporada? Ya lo sé que se van a ir, pero por algunos vamos a pelear para que no se vayan. Igual que mis cedidos volverán si la revientan porque no tienen opciones de compra. ¿Se está perdiendo patrimonio? Sí. ¿Pero qué hago? No puedo comprar jugadores. La suma de la amortización y el salario nos condena por las normas de la Liga y del fair play. Me costaría el doble esa compra.
Král y Kumbulla son los refuerzos que más están ilusionando. ¿Cómo fueron esas negociaciones?
Král viene de una Liga potente con Unión Berlín, con el que jugó más de 1.200 minutos. Pero el gancho de Barcelona y de nuestro club le atrajo mucho. Era una primera opción. Me llamó un intermediario diciendo que iba a salir, lo conocía de verlo en el campo del Schalke contra el Hertha cuando descendieron. Tenía informes también. Hubo un momento de pretemporada en el que su técnico lo puso de central y paró la salida, pero finalmente lo sacamos. Con Marash teníamos claro el perfil de central. Queríamos un jugador con presencia y envergadura que también funcionara en defensa de tres. Hicimos un barrido, un filtrado de Roma, Juventus, Arsenal, Marsella… viendo qué jugadores podían salir. Hablamos con Keidi Bare [el exjugador perico albanés] y la Roma nos lo puso fácil. Es un jugador con hambre de los que nos gustan, que viene de tocar el techo y no tener continuidad.
«Nunca dudé con Joan García. El chico lo pasó mal, pero este verano no era el momento de venderlo, cosa que no quiere decir que no vaya a ocurrir en el futuro. Hay una necesidad»
¿De todas las operaciones de su carrera hay alguna de la que esté especialmente orgulloso?
Ver a Cucurella triunfando tanto me reconforta. Lo firmamos para el Eibar a dos días del cierre del mercado del Barça B. Jordan, que lo firmamos del Espanyol y se vendió luego por alto precio, Lejeune, firmado del Girona y vendido al Newcastle, la cesión de Bryan Gil… En el Espanyol aún es pronto para hacer un balance, pero es verdad que de todos los jugadores que teníamos apuntado ha venido un porcentaje alto.
Joan García no ha sido un fichaje, pero su continuidad casi puede interpretarse así. ¿Dudó en venderlo en algún momento?
Nunca, en ningún momento. Yo estaba muy tranquilo. Todo ha tenido su proceso. Soy de los que piensa que hay que atar a los chicos con potencial, aunque sean suplentes. Lo veía cada día entrenar, hablaba con Tommy Nkono y todo eran buenas referencias. Le planteamos la renovación en su momento y lo cerramos pronto. En el mercado de invierno pasado era suplente y tenía opciones de ir a algún equipo de Segunda, pero no acepté. Se lesionó Pacheco, cogió el puesto y ya no lo ha soltado. Es un activo del club bien atado. Este verano ha habido movimientos, pero nunca me planteé la venta, cosa que no quiere decir que en otro momento no vaya a ocurrir. De hecho, hay una necesidad, pero este verano no era el momento. Me llamaron después del partido del Atlético de forma seria, pero no había nada que hablar. Todo estaba en el contrato. El chico lo pasó mal, tuvo unas semanas malas. Tuvimos que explicarle las cosas. Va a dar el gran salto, eso está claro. Para nosotros la 21 es clave. La cantera es fundamental, no solo por necesidad sino también por vocación y creencia. Hay una línea de sucesión que va a continuar. Vamos a ser valientes. Es un reto para mí.
La apuesta por Manolo González también va en esa línea…
Sí, Manolo es club. Es una persona natural, abierta y muy bueno en la gestión de grupo. Tiene cosas de Mendilibar en ese sentido. Y luego tiene una virtud muy importante: adaptarse a la situación. Ahora toca esto, ahora en función del rival hago A, hago B… Esa variedad táctica y capacidad de adaptarse en función de lo que se tiene que trabajar es básica. Se ha ganado el estar ahí. Tuve claro que era ideal para el filial y también para el primer equipo. Tiene similitudes con Imanol, de la Real Sociedad, en cuanto al sentimiento, la forma de expresar, fiel al día a día de trabajo. Es un entrenador con recorrido. Lo está haciendo muy bien.
«Manolo es club. Es una persona natural y muy bueno en la gestión de grupo. Sabe adaptarse a lo que tiene. Se ha ganado estar ahí»
En menos de un mes llega el derbi contra el Barça. ¿Cómo valora la convivencia con el club azulgrana?
Creo que esta ciudad da para esa convivencia y mucho más. Con el Barça posiblemente habrá cinco personas en una mesa y cada una tendrá un plato de jamón. Nosotros tenemos un plato para todos. ¿Son más felices ellos por tener uno cada uno? Me cuesta creerlo. Nosotros podemos ser más felices teniendo uno para los cinco. ¿Por comer más van a ser más felices? Igual están los cinco del plato de jamón con el móvil y nadie habla entre ellos, y nosotros tenemos uno para los cinco y estamos riendo contando las anécdotas de cuando éramos niños. El Espanyol es un club grande, con un sentimiento de pertenencia total, con arraigo. Que sea una minoría en la ciudad qué más da. La que tiene ya es suficiente. Los 25.000 que se juntan cada 15 días en el estadio disfrutan. Por ser menos no eres peor. Por eso me pone mucho el Espanyol. Yo lo he vivido esto en otro contexto en el País Vasco. Todo Guipúzcoa es de la Real Sociedad. El Eibar no llena 8.000 asientos. La Real está en 30.000. Y el Eibar ha habido algún año que ha acabado por delante de la Real en Primera. Yo puedo tener una casa pequeña pero con mejor comida. El Espanyol no debe tener complejos. Para nada. Podemos ser más felices que el Barça. Sobre el césped, solo espero competir y no salir heridos. En el Bernabéu, la cosa se complicó más de lo que se tenía que haber complicado. No es lo mismo perder 2-1 que 4-1.
¿Hay alguna crítica que le haya dolido especialmente?
No sabría decir ninguna en concreto. La ha habido porque estoy en la primera fila de la diana, pero solo pediría que se diera valor a lo que se está haciendo. ¿Qué quiero decir con esto? Me refiero a poner en valor el ir a ver al femenino al campo del Betis, el coger un vuelo el domingo por la mañana para ver el filial, el tener una charla en la Túrbula con los padres de la residencia… Lo haces porque entiendes que te toca hacerlo, porque estás implicado desde arriba hasta abajo. El Espanyol era un club con muy poca exigencia cuando llegamos. Ves que está parado, que el enfermo está en la cama. Había que agitarlo. Eso me ponía nervioso. Necesitamos ir rápidos porque aquí se ha perdido mucho tiempo. Nosotros tenemos que dejar un legado.