La ‘Araña’ ha llegado al Atlético de Madrid cargada de veneno, y no ha tardado en demostrar que su picadura es mortal. Le hace falta poco, por no decir muy poco, a Julián Álvarez para marcar. Y en un partido como el que le espera al Atlético este sábado ante el Barça (Movistar LaLiga; 21.00), de esos que se ganan metiendo las pocas que tengas, su presencia gana aún más en importancia para un equipo que quiere dar el golpe definitivo para presentar su candidatura a LaLiga.
Apenas cuatro meses ha necesitado Julián para acabar con la cantinela de los procesos de adaptación y despejar, de paso, cualquier tipo de duda que suscitara la inversión que hizo por él el Atlético en verano. Acoplado desde el primer día a un grupo repleto de compatriotas, solo necesitó un puñado de choques para adaptarse a una dinámica en la que a priori encajaba como un guante.
Y así ha sido. 12 goles suma el argentino en sus primeros 25 partidos (varios de ellos como suplente o siendo cambiado). Y lo que es más importante, maximiza sus oportunidades como nadie en la liga. Porque Julián solo ha necesitado 23 remates a puerta para marcarlos (un 52% de efectividad, su mejor porcentaje desde que desembarcó en Europa procedente de River).
Un gol cada dos partidos
Además, va camino de conseguir, si nada se tuerce, el mejor año goleador de su carrera en Europa. En la temporada 2023/2024 marcó 19 goles en 54 partidos, a un promedio de 0,35. En el Atlético suma ya 12 dianas con más de medio año por delante, cuando según las estadísticas avanzadas debería solo la mitad (6,6 goles goles esperados). Y ha aprovechado 7 de sus 9 grandes ocasiones en lo que va de temporada.
Eficacia máxima de un jugador que suma un gol cada dos partidos que juega. Esa ha sido, hasta ahora, la presentación de un Julián que además ha abierto la lata, marcando el primero del choque, en siete encuentros. Y que no ha tardado en llevar al campo la química que demostró fuera de él con Griezmann: la sociedad de ambos ha producido 23 goles y 8 asistencias.
«Con futbolistas de la jerarquía de Julián es difícil aportar más cosas a su fútbol, es intentar rodearlo de gente que pueda generar su mejor juego y el posicionamiento de estos partidos le da más libertad para generar lo que está generando», valoró en la previa del choque ante el Barça Diego Pablo Simeone sobre un jugador que tiene «todas las características que se acercan al ADN del Atlético de Madrid».
«ADN Atlético de Madrid»
«Ha sido un proceso gradual. Al principio, fue un periodo de ajuste para encontrar mi lugar», le correspondió el propio Julián. «Mis compañeros y el cuerpo técnico me ayudaron mucho. Poco a poco, estoy descubriendo lo que quiero lograr, estoy intentando encontrar mi mejor versión para ayudar a mis compañeros. Creo que estamos en el camino correcto», explicó el argentino.
Esa versión que ya ha mostrado en la Champions, donde sólo el noruego Erling Haaland acredita un ratio minutos/gol mejor, marcando cada 76 minutos. El argentino está en 98 (4 goles en 6 partidos). Bajo los focos, Julián demuestra ser un delantero de talla mundial que presenta un porcentaje de un 80% de acierto en sus cinco últimos remates a puerta.
Pero en el barro, en las primeras rondas de Copa, también ha emergido como ese jugador que ha sacado de apuros a su equipo. «Julián es un jugador extraordinario, es una alegría y un orgullo tenerlo con nosotros. Ojalá podamos seguir ayudándolo y disfrutar de su presencia», dijo sobre él Griezmann, sabedor de que la energía y el empuje de su nueva pareja, cortada por su mismo patrón en lo que al sacrificio se refiere, le permite ganar días, y quién sabe si años, de fútbol.
Porque Julián no es solo goles y fútbol, que de eso tiene mucho. También encaja como un guante en el estilo del equipo colchonero por su predisposición al esfuerzo defensivo, su intensidad en la presión y su compromiso defensivo. Una estrella en todos los escenarios, que ahora se asoma a su primer gran examen como rojiblanco. En Montjuic, ante el Barça y en un duelo que apunta a ser clave para el devenir de LaLiga. Y en el que Julián quiere volver a picar.