El Real Madrid no ha tenido un partido tranquilo esta temporada. Ni siquiera los duelos que ha resuelto con brío en la segunda parte le han permitido sacar pecho. Ancelotti está incómodo con el exceso de ‘marketing’ que rodea al equipo de las estrellas y las siglas. Que si ‘BMV’, que si el apéndice de la ‘R’ de Rodrygo para darle potencia. Disputas individuales que no han resuelto el problema de equipo que tiene el conjunto blanco. La razón evidente: ha perdido el GPS, el acrónimo de verdad, que era Kroos. En la derrota frente al Lille (1-0) volvió a quedar demostrado.
Ni centro del campo musculado ni creativo
No se va a pasar toda la temporada frotando el cuadro del alemán, pero el vigente campeón de la Champions es un vehículo eléctrico sin poste de recarga. En verano, el Real Madrid renunció voluntariamente a fichar un sustituto para el ‘8’, dorsal que heredó Valverde, aunque no sus atribuciones. Se entregó el proyecto a los kilovatios de Mbappé, Vinicius o Rodrygo. La experiencia está demostrando que sin un director de orquesta, los violines suenan muy desafinados, a pesar de ser Stradivarius.
«Nos ha costado generar y crear. La posesión de balón ha sido lenta y con pocas ideas. Es obvio porque tenemos delanteros que necesitan un juego más vertical. Si te cuesta manejar el balón y llegas lento, es un problema», lamentó Ancelotti, a quien no le salió ninguno de los planes de partido. Ni el inicial, con un centro del campo físico compuesto por Camavinga, Tchouaméni y Valverde, ni en el final, donde terminó con Bellingham, Güler y Modric con idéntico resultado. Es decir, un 1-0 en contra que supuso la primera derrota en 38 partidos.
Hasta el tropiezo en el Estadio Pierre-Mauroy por culpa de un gol de Jonathan David por penalti de Camavinga (doble mano revisada por el VAR), la última caída en combate databa del 18 de enero de 2024. Hay que rebobinar 258 días para encontrar la eliminación en Copa del Rey en octavos contra el Atlético. Eso sí, aquella derrota llegó en la prórroga, donde el partido terminó 4-2 para el conjunto de Ancelotti. De hecho, el Real Madrid no perdía en Champions desde la fatídica eliminación en semifinales de la temporada 2022/2023, cuando fue atropellado por el Manchester City de Guardiola, previa conquista de su primera Copa de Europa.
Ancelotti, entre la tristeza y el estoicismo
Este dato es tan demoledor como ilógico para cualquier club. Demuestra lo difícil que es tumbar al Real Madrid y la grave resaca que se desencadena tras cada tropiezo. «La tristeza llega por la sensación del equipo. Los partidos se pueden perder porque así es el deporte, pero no hemos dado buenas sensaciones. Es lo que me preocupa más. Tenemos los recursos para aprender de la derrota», analizó el entrenador del Real Madrid, muy serio y con el estoicismo por bandera.
Carletto esbozó una sonrisa incómoda cuando se le preguntó sobre el relevo que no se ha producido en la creación del juego. El Real Madrid es un gigante sin cerebro que se mueve como un autómata por los impulsos de los atacantes. Bellingham, Mbappé y Vinicius, por separado, son una sopa de letras para la que el italiano no ha encontrado sazonador. Contra el Lille, el equipo blanco mostró una versión deficiente de lo que se exige a un conjunto de esta categoría.
Bellingham despertó demasiado tarde. Aunque estuvo cerca de anotar el tanto del empate, su imaginería se ha apagado. Vinicius ha perdido la chispa de la temporada pasada y se pasa los partidos recordando los méritos anteriores. Le sucedió en el derbi contra el Atlético en su infantil disputa con Rodrigo de Paul por ver quién tenía mejor palmarés. Ha de fijarse más en acciones como el único desborde exitoso que hizo en el Metropolitano y que terminó en el gol de Militao. A Mbappé de poco le valió la recuperación milagrosa. Se quedó sin rematar en un partido por primera vez desde que viste la camiseta blanca.
Génésio y Zhegrova, los MVP del Lille
Ni siquiera pudo darse el gusto de una foto con su hermano, Ethan, lesionado. Ni después del partido, cuando los encargados del partido evitaron que los medios sacasen tan deseada instantánea. Deshumanizaciones del fútbol moderno al que combaten hombres como Bruno Génésio, técnico de un Lille que no arrancó bien la temporada y llegaba plagado de bajas. Pero en los partidos grandes, el de Lyon no falla. La cabeza de Ancelotti se suma en un salón a las de Mourinho y Guardiola. Solo Simeone y Klopp han conseguido derrotar a un triunvirato único.
Lo hizo gracias al éxito de sus dos planes: el que había preparado con y sin Mbappé, al que anuló en la segunda parte después de una primera que conquistó a los puntos. El mérito de Génésio fue colectivo, pero hay tres nombres propios que brillaron sobre el resto. El tridente ganador no fue la ‘BMV’, sino el conformado por un magnífico Chevalier en portería, un ‘niño’ de 17 años en el centro del campo como Bouaddi y el ‘demonio de Tasmania’ que fue Zhegrova en ataque. El kosovar fue nombrado MVP del encuentro.
Ancelotti quiere ganar los partidos por acumulación de talento, como demostraron los cambios apresurados tras el descanso. Porque el programa de apertura fracasó. El cuarto clasificado en la pasada Ligue 1 fue un rival mucho más serio de lo que intuyó el Real Madrid. El Lille hizo añicos a la contra la escasa resistencia defensiva de un equipo que no es solidario. Esa fue la virtud que le hizo conquistar la ‘Decimoquinta’. Solo hace falta recordar el inmenso esfuerzo colectivo que supuso la resistencia para superar al Manchester City. De eso nada queda o nada ha aparecido a estas alturas de una temporada que comienza a deshojarse con deberes pendientes.
Modric, indispensable con casi 40 años
«Nos faltó agresividad, creatividad… Lo que siempre nos ha caracterizado. En la segunda parte demostramos más ganas, pero en la primera estuvimos peor, es evidente. Queremos ganar, porque sabemos con qué colores jugamos, pero no pasa nada», justificó Lunin tras la derrota. El ucraniano, en su primera titularidad y minutos de la temporada, tuvo que salir a dar la cara.
También lo hizo Fran García, quien sustituyó a Mendy en el segundo tiempo. «Hemos creado oportunidades. Cuando no quiere entrar, es complicado. Pero hay que seguir intentándolo. Si mantenemos este trabajo, los resultados van a llegar», defendió el canterano, mientras que de los capitanes, Modric y Carvajal, o de otros pesos pesados, ni rastro. Los mapas de calor coloreados que se mostraban en el pasado se han convertido esta temporada en un cuadro de Pollock. Salpicaduras que más bien son gotelé.
Las funciones se han diluido. Bellingham no será el ‘box-to-box’ que hace un año exhibía un poder ofensivo descomunal. La descompensación entre líneas se plasma en la debilidad integral de un Real Madrid vulnerable con y sin balón. Que Carletto haya tenido que recurrir por enésima vez a Modric para resolver los entuertos evidencia la falta de un plan consolidado. La ‘BMV’ que prometía romper todos los registros es, por ahora, un producto en fase beta. Uno de esos vehículos en pruebas que asoman por una autovía llena de radares. La primera multa ya ha llegado y cuesta puntos.