La final de la Nations League 2024/2025 se juega el 8 de junio del próximo año. España aspira a revalidar el título, pero uno de los mejores momentos del torneo ya habrá pasado. La competición ha sido tildada de «invento» para hacer más atractivos los parones de selecciones por amistosos en un calendario plagado de partidos. Pero ha sido una bendición para los equipos más modestos, que han encontrado en el sistema de divisiones un lugar para hacer historia. El que mejor lo ha entendido es San Marino, todavía peor selección del ranking FIFA, que este lunes firmaba su ascenso a la Liga C de la Nations tras una goleada de récords contra Liechtenstein (1-3). Rival al que ya ganaron en septiembre en un año mágico con dos triunfos.
El «equipo de los albañiles» que perdió 0-13
Para entender la dimensión de la proeza hay poner el foco en el lado contrario: el tamaño de los países que estaban en la última categoría de la Nations. San Marino es el tercer estado más pequeño de Europa, solo por detrás de Ciudad del Vaticano y de Mónaco, aunque a la vez es la república más antigua. Es el único ejemplo viviente de las llamadas ciudades-Estado que dominaron el centro y el norte de la península itálica entre los siglos X y XV. Tiene poco más de 30.000 y una superficie de 61 kilómetros cuadrados. Un lugar que resistió la conformación de los estados modernos como Italia, con quien mantiene una lógica y viva relación, pero también independencia.
Como curiosidad, San Marino es el único país del mundo con dos jefes de Estado que se renuevan cada seis meses, una bicefalia efímera que tiene su origen en el régimen republicano romano y con el que se busca la acumulación del poder o el nepotismo. Durante 20 años, el continuo desfile de cargos ha visto como su selección, que debutó 1990 contra Suiza, acumulaba derrotas de todos los colores. «El equipo de los albañiles», se mofaban los contrincantes de mayor nivel y profesionales que veían cómo un grupo de aficionados a duras penas lograban pasarse el balón.
El 28 de abril de 2004 se produjo la primera victoria internacional de la Serenissima, el apodo con el que se conoce al cuadro sanmarinense. Y, sí, es cierto que hay que ser «muy sereno» para esperar 14 años por un triunfo por 1-0 contra Liechtenstein en un amistoso celebrado en Serravalle. El principado, ubicado entre Suiza y Austria, ha sido uno de los grandes rivales históricos del equipo que viste de un celeste que durante décadas se identificó con el color de la derrota. La peor, el 0-13 contra Alemania del 6 de septiembre de 2006, un récord que le arrebató Gibraltar en 2023, cuando cayó 14-0 en un partido clasificatorio para la Eurocopa.
San Marino, la pesadilla de Liechtenstein
La aceptación del territorio de ultramar británico como parte de la UEFA, bajo la firme oposición de España, abrió el abanico de rivales asequibles para San Marino y otros microestados como Andorra. ¿Qué le pasaba a estos equipos para no ganar un partido durante años? El sorteo de las fases de clasificación para la Eurocopa o el Mundial les perjudicaba. Al estar siempre en el mismo bombo nunca podían enfrentarse entre sí y, por tanto, siempre estaban condenadas a perder contra rivales de mayor categoría. Pero la Nations League y los duelos directos han cambiado la historia. De hecho, actualmente el país que lleva más tiempo sin ganar un partido es Somalia, después de que los microestados europeos se hayan ido pasando esta deshonra.
A día de hoy, a falta de actualizarse, todavía San Marino ocupa el puesto 210 del ranking FIFA, el peor de las federaciones con registro. Sin embargo, después de lo conseguido por los hombres de Roberto Cevoli, seleccionador y héroe nacional, en el Rheinpark Stadion de Vaduz nada va a ser igual. El 1-3 contra Liechtenstein fue el partido de todos los récords: primera victoria a domicilio de la historia de San Marino, primera remontada y primera vez que logran tres goles en un mismo partido. Los locales se adelantaron con un tanto de Aron Sele (jugador del SC YF Juventus de la cuarta división de Suiza).
Reaccionaron rápido los sanmarinenses por medio de Lorenzo Lazzari, futbolista del San Marino Calcio, valga la redundancia, un club del microestado que está integrado en el sistema de ligas de Italia (cuarta división), al igual que ocurre con el Vaduz de Liechtenstein respecto a Suiza, el Mónaco con Francia o el FC Andorra con el España. Nicole Nanni (Torres, tercera italiana) le dio la vuelta al marcador con un penalti que él mismo provocó. El 1-3 definitivo llegó después de una gran jugada colectiva que definió Alessandro Golinucci (Virtus, primera sanmarinense) para desatar el éxtasis de los que «siempre creímos».
Una legión de seguidores para la «mejor peor» selección
Esa fue la frase más repetida por la legión de fans que acumula San Marino y que nace de la empatía que se tiene con el que siempre pierde. Forman parte de esta comunidad Ezequiel Van de Velde, argentino que fundó SanMarinoTeam, cuenta con 350.000 seguidores, quien en conversación con este diario dijo: «Si se diese la circunstancia de que jugasen algún partido contra la selección de mi país, Argentina, yo preferiría que ganase San Marino». Palabra de un campeón del mundo. Ahí es nada. Pero es que la peor selección del mundo ha llevado a la locura a españoles como Víctor Romero, periodista que presenció en Liechtenstein la histórica goleada sanmarinense.
Detrás de este hito hay una secuencia de varapalos tragicómica, donde se recogen episodios como que San Marino tuvo que jugar contra su filial para sentirse ganador. Y en alguna ocasión llegó a empatar. O que hizo dobles enfrentamientos transoceánicos contra Santa Lucía y San Cristóbal y Nieves para ver si en algún lugar del mundo vivía alguien peor que ellos. Expediciones que acabaron confirmando, en ese momento, que eran los peores del mundo.
Pero 2024 ha cambiado la historia del fútbol y del país para siempre. El doble triunfo de Liechtenstein confirma, más allá de la anécdota, de la parodia al triunfo para recompensar a los que les acompañaron en una travesía de golpes que seguro volverá con la fase de clasificación para el Mundial 2026. Pero ya nadie volverá a tomarse en broma a la peor mejor selección del mundo cuando se grite el clásico grito de guerra: «¡Aguante San Marino!».