La terquedad del Girona le vale un empate contra el Villarreal (2-2)


El Girona este año vive en la resistencia. En la convicción por mantener viva una idea, una sensación, mientras que los partidos se suceden a trompicones. El calendario sobrepoblado de partidos, con la cita de la Champions siempre de por medio, y la unión de una plantilla prácticamente nueva, hace que cada encuentro sea un ‘qué pasará’. No siempre consigue salirse con la suya Míchel, no le sucede demasiado, pero contra el Villarreal (2-2) se impuso el carácter y la terquedad. Le valió un empate alcanzado en el minuto 98 por Krejci, que cerró con un mejor gusto una semana complicada tras la derrota en Champions ante el Sturm Graz.

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