No hay equipo más moderno que el Barça de Flick. Nadie se ha adaptado en Europa a la tecnología con tanta rapidez y precisión como el líder de la Liga española. Juega en dos dimensiones. En el césped y en la pantalla de la ciudad deportiva de Las Rozas de Madrid.
No existe precedente reciente, ni tampoco anterior de un Barça tan preciso a la hora de tirar la línea del fuera de juego, ubicando a sus cuatro defensas (Koundé, Cubarsí, Iñigo Martínez y Balde son los habituales) a 50 metros primero de Ter Stegen y ahora de Iñaki Peña. Caen todos: Bayern, Madrid, Espanyol…
Nadie juega con tanta coordinación y, al mismo tiempo, exhibe una sincronización casi perfecta que transforma el enorme latifundio que dejan los zagueros en una endemoniada trampa donde caen delanteros de todo tipo. 15 partidos lleva el Barça de Flick, 13 goles anulados por fuera de juego previo (siete de ellos verificados científicamente por el VAR).
La bandera de la frustración
Incluso goleadores expertos y sabios como Kane o Mbappé que conocen este oficio desde hace años acaban siendo víctimas de la trampa que les tiende Flick.
Parecen unos novatos en el área porque no descodifican al entramado defensivo y se precipitan cuando se ponen a correr sin saber que están cometiendo una ilegalidad.
Lo saben segundos más tarde cuando ven al asistente con la bandera levantada provocando una frustración que condiciona su rendimiento posterior. El caso de Mbappé en el reciente clásico -ocho fueras de juego cometió, su récord personal más negativo, dos goles le anularon- sintetiza el éxito de la trama ideada por Flick.
Es una trampa que ha ido evolucionando con el paso del tiempo. No es que lleve demasiado el alemán sentado en el banquillo azulgrana porque llegó en julio pasado.
Una idea innegociable
Pero necesitó semanas para ir ajustando esa idea que trasladó ya desde el primer día al equipo en la pretemporada de Estados Unidos. «Aquí se defiende hacia delante, nunca hacia atrás», vino a decirle el entrenador a sus jugadores.
Unos sorprendidos jugadores -nadie estaba habituado, ni en el Barça ni en su anterior club, a jugar así- a los que fue ganando con tesón para su idea.
De las palabras pasó Flick a la pizarra. Y de ahí al vídeo para inocular visualmente ese plan, que arrancó con ciertas dificultades hasta que el Barça jugó en Vila-real el pasado 22 de septiembre. Allí, con tres goles anulados en 52 minutos (Yéremi Pino, Pepe y Barry), ejercieron un efecto devastador para el ‘submarino amarillo’ al tiempo que trasladaron un mensaje que se ha intensificado en este otoño.
No nació enseñado este Barça. Ni mucho menos. Requirió de un poco de paciencia para que los defensas asumieran la valentía de su entrenador. No es casual, por lo tanto, que solo lograra un botín de cuatro tantos anulados por fuera de juego previo en los primeros nuevos encuentros: tres con el Villarreal y uno en la derrota con el Mónaco.
Nueve ‘víctimas’ en los seis últimos partidos
Interiorizado la arriesgada idea táctica, y cimentada en sesiones de entrenamiento en la ciudad deportiva de Sant Joan Despí, el Barça halló un rédito espectacular. Son ya nueve goles que han festejado los rivales en los seis últimos partidos. Pero ninguno ha subido al marcador.
Monteiro (Young Boys), Toni Martínez y Mouriño (Alavés), Lukebakio (Sevilla), Kane (Bayern Múnich), Mbappé y Mbappé (Madrid), Jofre y Tejero (Espanyol) figuran en la lápida imaginaria que aparece en Montjuïc donde queda constancia de las víctimas de esa fascinante emboscada táctica diseñada por Flick.
Una emboscada ejecutada, y con fidelidad casi fanática, por sus cuatro especialistas, defensas que viven con una sonrisa cuando parecen funambulistas, unidos por un invisible hilo al centro del campo oteando en la distancia a su portero.
En la lejanía, disfruta el Barça defendiendo. Tiene algo hipnótico ese paso adelante que desquicia a sus rivales, Hipnótico resulta que haya provocado 99 fueras de juego, con una media de 6,6 por encuentro, algo que no ha logrado ningún otro club de las cinco grandes ligas europeas (España, Inglaterra, Italia, Alemania y Francia).
Hipnótico porque hasta ahora ningún rival ha sabido superar esta trampa que solo tiene sentido en el fútbol moderno, el fútbol del VAR, capaz de detectar la punta de la bota de Omar gracias al fuera de juego semiautomático.
Las cifras de la ‘trampa’ de Flick
- 15 partidos oficiales
- 99 fueras de juego provocados
- 6,6 de media por partido, la más alta de Europa
- 26 fueras de juego ha cometido el Barça (1,7 por partido)
- 13 goles anulados por fuera de juego previo
- 7 tantos verificados por el VAR