Las comparecencias de Joan Laporta son extraordinarias, por escasas, y las que se producen generan una enorme expectación: en los medios de comunicación e incluso entre miembros del club que apenas tienen acceso a él. El escándalo de las inscripciones de Dani Olmo y Pau Víctor -escándalo por las sonoras repercusiones que ha suscitado- ha empujado a Joan Laporta a comparecer para dar explicaciones a los socios azulgranas. Y a los socios les ha asegurado que el club va como la seda. Que se ha recuperado económicamente, que ahora dispone de la regla 1.1 para poder fichar con normalidad «y ha dejado de estar intervenido por la LaLiga» y que toda la mala imagen que rodea a la entidad es producto de la maldad «del entorno».
El entorno. Igual que hace 30 años cuando Josep Lluís Núñez acusaba a personas, fuerzas e instituciones de criticar y erosionar para desestabilizar al Barcelona y a su presidente, Laporta reafirmó la existencia de «un falso relato apocalíptico» que se efectúa de los hechos «por desconocimiento o mala fe o ambas cosas». Involucró en esa campaña a gente de fuera y «de dentro del barcelonismo».
«Pobre el Barça si cae en manos de según qué personas», dijo, antes de resaltar que «algunos miembros de la oposición han tenido la oportunidad de oro de demostrar que aman al Barça y la han desaprovechado». Como su predecesor, como todos aquellos que azuzan de la existencia de enemigos, Laporta no dio ningún nombre. E interpelado por personas concretas, rehuyó la alusión directa. Solo les recriminó que se unieran «a quienes intentan perjudicar y desestabilizar al club y al equipo».
Pero el Barça funciona, asegura Laporta. Se ha recuperado y goza de «una tesorería robusta» sin que el potencial deportivo del equipo se debilite pese a que está enfrascado en la construcción de «un estadio nuevo, no es solo chapa y pintura», y les invitó a que se unan para disfrutar de «un equipo tan competitivo y tan joven» como es el de Hansi Flick. El triunfo de la Supercopa reforzó la intervención de Laporta, prevista de antemano. «Volvemos a ser una referencia mundial en el mundo del fútbol», aseguró.
El dirigente azulgrana negó los incidentes que se le atribuyen sobre golpes e insultos a dirigentes en el palco del estadio de Yeda. «Es mentira», subrayó, después de reconocer que se mostró vehemente «fruto de una euforia contenida con algo de indigniación por cómo se había producido» tras lograr las inscripciones de Dani Olmo y Pau Víctor, que detalló.