Antes de respirar con alivio después de que los compromisarios aprobaran las cuentas del ejercicio económico 2023-24, Joan Laporta ya había adelantado: «La realidad del club es muy buena». Solventado el delicado escollo de una votación que algún sector anunciaba incierta y otro se mostraba claramente en contra, partidaria de que fueran reprobadas, esa realidad mejoraba a ojos del presidente del Barça y de la junta directiva. Porque el respaldo de la masa social reforzaba su posición y respaldaba su análisis.
«Estamos mucho mejor económica, social, institucional y deportivamente que en 2021», proclamaba Laporta en su discurso inaugural de la asamblea. «La mayoría de los barcelonistas están muy contentos», explicó para rebatir «los vaticinios catastrofistas y apocalípticos que no están ni se les espera que hacen algunos» en un mensaje que dirigió hacia dos sectores: el enemigo de siempre, al que nombró, con el epíteto de «la caverna» que engloba al madridismo que se expresa en cualquier canal, y al enemigo endémico de cualquier junta del Barça y que se designa como la oposición.
Una oposición que se ha manifestado en los últimos días con la coartada de la alarma que despertó la anticipación de los números que se presentarían en la asamblea y esos 12 millones de beneficios del ejercicio ordinario y los 91 millones de pérdidas del ejercicio extraordinario. Laporta afeó la disidencia que se ha expresado a partir de las apariciones de grupos en contra de la junta de Laporta, como la presentación del grupo Som un Clam y voces que instaban a votar en contra de las cuentas. «Tenemos que estar más unidos que nunca y mantener la estabilidad institucional», reclamó.
«Estamos luchando contra todo y contra todos, y no es un ejercicio de victimismo, sino de una realidad que vivimos cada día», argumentó Laporta, que sí precisó a los destinatarios de sus ataques: «Aquellos que de manera recurrente apelan al caso Negreira, quienes nos condenaron antes de que los tribunales nos juzgaran y que desean destruirnos, los de la caverna a quienes les da rabia que ganemos».
«Para defendernos no podemos mostrar debilidades ante aquellos que desean destruirnos. Además de ser valientes, tenemos que ser fuertes»
Mucho trabajo y muy bueno
«Para defendernos no podemos mostrar debilidades ante aquellos que desean destruirnos. Además de ser valientes, tenemos que ser fuertes«, añadió Laporta, emplazando a los barcelonistas discrepantes a cerrar filas por el bien del barcelonismo.
A ellos les repitió las bondades de la gestión de la directiva que preside desde marzo de 2021. «Se ha trabajado mucho y muy bien», y en esos elogios incluyó a los ejecutivos y a los trabajadores, porque el club «no funciona por inercia o generación espontánea, sino con conocimiento, inteligencia, perseverancia, audacia y valentía».
Laporta colocó en el haber de las alegrías el funcionamiento actual del primer equipo a las órdenes de Hansi Flick, aunque en el balance deportivo sí que mencionó a las secciones de balonmano y el fútbol femenino que conquistaron las respectivas Champions League por las que lucharon. Citó la del hockey sobre patines pero no la de baloncesto, que se quedó a cero, y motivó otro relevo técnico.
«Las palancas sirvieron como tracción para atender los compromisos más urgentes y gracias a ellas los socios no nos rascamos el bolsillo»
Sin rascarse el bolsillo
En el terreno económico destacó que por primera vez desde 2017 se han obtenido resultados económicos positivos en el ejercicio ordinario (12 millones) gracias al aumento de un 41% de los ingresos y un 22% los gastos. «Las palancas sirvieron como tracción para atender los compromisos más urgentes y gracias a ellas los socios no nos rascamos el bolsillo». Deco, el director deportivo, fue mencionado como uno de los artífices en reducir la masa salarial en 170 millones, y dejarla en un 56% sobre los ingresos del club. «Cuando llegamos era del 98%, algo insostenible», recordó, aludiendo al legado de Josep Maria Bartomeu. El reajuste de las secciones ha sido tan sustancial que el baloncesto «solo arroja un déficit de 10 millones».
Lágrimas con Valero
Laporta cedió la aclaración de las cuentas a Ferran Olivé, el tesorero, y la del Espai Barça a la vicepresidenta Elena Fort y el análisis deportivo en Rafa Yuste, el vicepresidente deportivo, aunque fue Deco quien profundizó en la exposición. Entretanto, se ratificó el nombramiento del nuevo Síndic del Soci, el abogado barcelonés Ramon Estebe, y la designación como miembro de honor de la sección de balonmano a Valero Rivera.
Los únicos momentos de emotividad de la larga sesión, con lágrimas reprimidas y vertidas de quien fue el primer artífice de un dream team: el de la sección de balonmano que encadenó cinco Copas de Europa (de la 95-96 a la 99-2000), un hito jamás alcanzado antes. Ni después.
Valero recordó al primer entrenador que le llevó al Barça como jugador, a sus compañeros, a los jugadores que dirigió él –«con quienes fui un poco duro», admitió el técnico delante de Andrei Xepkin y Enric Masip al recordar «la época más bonita de mi vida»- a los integrantes de su staff y a Josep Lluís Núñez, el presidente del Barça entonces (1978-2000) y «mi padre deportivo», apuntó. Lágrimas también de Laporta, el presidente que le despidió en su primer mandato. Fue la votación más abrumadora de la jornada: 360 votos a favor de los 379 emitidos (el 94,9%), con 10 negativas y 6 en blanco.
«Necesitábamos un entrenador que se lo creyera», dice Flick sobre la sustitución de Xavi Hernández por Hansi Flick
Flick cree en el proyecto
La cita con los compromisarios no sirvió para que supieran cuándo se volverá al estadio. Ni fecha ni tiempo estimado. Apenas expuso que se está tramitando el proyecto constructivo del Palau Blaugrana y que se dará a conocer dentro del primer semestre de 2025. Las obras del pabellón no tienen fecha de inicio ni finalización, porque el espacio donde se ubicará, en el antiguo emplazamiento del Miniestadi, está ocupado por maquinaria y material correspondientes a los trabajos del Spotify Camp Nou.
Deco repasó su trabajo en su primera campaña como director deportivo y puso en valor la elección de Hansi Flick para sustituir a Xavi Hernández. «Necesitábamos un entrenador que se lo creyera», dijo de sus excompañero y el entrenador que se encontró al volver al Barça.