Suena a broma, ¿no? Da como risa, ¿verdad? ¿De qué niveles de profesionalidad, eficacia, compromiso y calidad estamos hablando? Casi todo lo que rodea, desde el primer día, las obras de remodelación del Spotify Camp Nou suena a escándalo y El Periódico ha demostrado algunas de las barbaridades que se han hecho en nombre del Barça, aunque Elena Fort, vicepresidenta encargada de defender al club, trate de mirar hacia otro lado.
Deberíamos recordar que la propia elección de la constructora turca Limak estuvo, desde el primer día, bajo sospecha. No solo eso, cambiaron las normas del concurso (si es que hubo concurso), para que, al final, saliese beneficiada una constructora que no tenía experiencia alguna en este tipo de estadio. Pero ganó. Sé de alguien que lo contará todo, en su momento. Ya ni les cuento si el precio final, como muchos sospechan e intuyen, se dispara.
El club, el Barça y Joan Laporta intentaron por todos los medios (hubo hasta un viaje organizado a Turquia para que todos pudiésemos comprobar que Limak era de fiar y una gran empresa) convencernos de que la elección había sido la mejor, la ideal, la adecuada.
Y no solo eso. Hubo algo más tremendo (bueno, casi todo ha sido tremendo en este caso). Y fue que Laporta, para demostrar la grandeza, seriedad y, sobre todo, el grado de compromiso profesional y eficacia de Limak, afirmó, aseguró, confirmó, publicitó que la constructora turca había firmado una cláusula por la que abonaría un millón de euros al día por cada día de retraso de la obra.
Pues bien, nuestro compañero Albert Masnou acaba de contar en el diario ‘Sport’ que, llegado el día de empezar a cobrar un millón de euros por día de retraso, es decir, llegado el 29 de noviembre (el Barça debería haber ingresado ya dos millones, más 31 en diciembre, 31 en enero, 28 en febrero…274 millones hasta el 1 de septiembre), Laporta ha decidido que a Limak le va a salir gratis total su retraso. Sin permiso del socio, sin que lo sepa el dueño del club, Laporta ha decidido que Limak no pagará penalización alguna.
¿Motivo? Más risa, más broma, más vergüenza, más incomprensión, más barbaridad. Según explica Masnou, el Barça no aplicará la cláusula por tres razones. Una, está contentísimo con el comportamiento y la profesionalidad de Limak. Dos, tal vez perdería en los juzgados si la compañía turca, gran amiga y colaboradora del ‘mès que un club’, presentase una demanda. Bueno, una o dos, pues los responsables de Limak han mostrado, en más de una ocasión, su enfado por no poder trabajar las 24 horas del día como, al parecer, se comprometió el Barça con ellos. Y la tercera razón es parecida a la primera: Laporta no quiere malas caras en los jefazos de Limak.
Tras presentar y ser aprobadas en una asamblea de socios y compromisarios más que curiosa (por llamarla de alguna manera) unas cuentas con decenas de millones de déficit, Laporta decide perdonar decenas de millones de euros a Limak.
Nadie sabe cuándo volverá el Barça a su casa. Nadie sabe cómo están las obras. Es más, el Ayuntamiento de Barcelona le ha pedido al club que prepare una visita para los vecinos del barrio, para que puedan comprobar cómo se encuentra la remodelación del ‘estadi’. Y, mientras, el club, cuyos lazos con la constructora turca empiezan a ser más que sospechosos, perdona un millón diario a Limak.
Tras presentar unas cuentas con decenas y decenas de millones de pérdidas, tras presentar unas cuentas tremendamente cuestionadas por el auditor, tras aprobarlas con ‘el truco Sala i Martín’, el Barça decide perdonar decenas de millones de euros a la constructora que no cumple con los plazos establecidos, pese a ser la compañía ideal para la remodelación del ‘estadi’.
No deja de ser curioso o lamentable: el Barça, Laporta, la directiva de amigos, cuñadísimo, colegas y enchufados exige y disuelve al grupo de animación por no abonar 21.000 euros y, sin embargo, le perdona un millón de euros diario a Limak. Estamos que la tiramos.
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