Es evidente, cristalino, que, después de 20 grandes premios, a lo largo y ancho de este mundo, tras 40 carreras, 20 al ‘sprint’ y 20 de auténtico gran premio, el piloto que conquiste, siempre, pero especialmente este año, como ya ocurriera en 2023, el título será el mejor del mundo.
Pero como muy bien dijo el italiano David Tardozzi, Team Manager del equipo Ducati Lenovo, “quien caiga en este pulso no debería ser considerado un perdedor sino el ‘otro’ campeón”. Y es que, en efecto, tanto Jorge Martín como ‘Pecco’ Bagnaia, que, a falta de dos grandes premios y cuatro carreras, han eliminado ya al resto de contendientes, merecen ser campeones.
El título, pues, podría, incluso, decidirse este fin de semana en Malasia, aunque todo el mundo cree que llegará, de nuevo, vivo a Cheste, Valencia, el fin de semana del 15 al 17 de noviembre. Vean algunas de las claves de este ‘sprint’ final.
El madrileño Jorge Martín, de 26 años, lidera el Mundial con 453 puntos, tras haber conseguido un solo doblete (victorias sábado y domingo) en Le Mans, cinco triunfos al ‘sprint’ (Catar, Jerez, Le Mans, Alemania, San Marino y Australia) y tres victorias de gran premio (Portugal, Le Mans e Indonesia.
El italiano Francesco ‘Pecco’ Bagnaia, de 27 años, flamante bicampeón del mundo de MotoGP (2022 y 2023), es segundo con 436 puntos, 17 menos que ‘Martinator’. Resulta incomprensible que, con más triunfos en todo, Bagnaia no sea líder. El piloto de Turín ha logrado cuatro dobletes (Italia, Países Bajos, Austria y Japón), seis victorias al ‘sprint’ (Italia, Países Bajos, Austria, Emilia Romagna, Indonesia y Japón) y hasta nueve triunfo de GP (Catar, Jerez, Barcelona, Italia, Países Bajos, Alemania, Austria, Japón y Tailandia).
Quedan 74 puntos en juego: 24 de carreras al ‘sprint’ y 50 de auténtico gran premio, en Sepang este fin de semana, con clima incierto, y en Cheste (Valencia), la ‘scalextric’ español.
Otra de las sentencias del sabio Davide Tardozzi, uno de los jefes máximos de la dominante Ducati, es cómo es posible que Bagnaia ni lidere el campeonato ni sea favorito al título “pese a ganar nueve, la mitad de los grandes premios que se han disputado”.
Pues no lo es porque, en efecto, Bagnaia ha sumado 320 puntos los domingos, el día de auténtico GP, 19 más que Martín, pero se ha dejado 36 puntos, con referencia al madrileño del Prima Pramac, en las carreras cortitas del sábado, donde Martín ha umado 152 puntos por 116 del italiano.
Los 17 puntos de ventaja con los que ‘Martinator’ se presenta el viernes en Sepang (Malasia) frente a Bagnaia se los debe a su regularidad e ímpetu de los sábados, donde un perezoso ‘Pecco’ no acaba de cuadrar los números. Si solo contasen los domingos, como antes, la ventaja sería para Bagnaia, incluso de dos puntos más (19).
Marc Márquez, siempre atento al desarrollo del campeonato aunque ya no tenga opciones al título (las perdió, el pasado domingo, en Tailandia, al igual que Enea Bastianini), afirma que en este Mundial se han producido pocas situaciones extrañas, especialmente en lo que a la climatología se refiere.
A menudo, la lluvia y las condiciones mixtas, raras, inciertas, resbaladizas, en las que tan bien se mueve MM93, cambian los pronósticos, aunque, tal y como reconoce el ocho veces campeón del mundo, “veo tanto a Martín como a Bagnia con una enorme seguridad en ellos mismos y en su pilotaje se corra como se corra”. Es evidente que las sorpresas climatológicas podrían surgir más en Sepang, este fin de semana, que en Valencia. Aún así, pese a que Márquez o Jack Miller parecen maestros del agua, Martín y Bagnaia también son muy eficaces en esas condiciones.
Todo el mundo mira a Ducati, todo el mundo quiere saber cómo se comportará la fábrica de Borgo Panigale, todo el mundo sabe que, si quisiera, podría intervenir, fácilmente, en la decisión final de este Mundial. Las motos actuales son tremendamente manipulables, son pura tecnología, electrónica, ciencia.
Y, sin embargo, todo lo que depende del gurú italiano de Ducati, Gigi Dall’Igna, parece impecable. Todos tienen las mismas armas, sean en modelos del año que viene o del 2023. Dall’Igna deja correr. Él ya ha conquistado, de nuevo, el título de constructores, ya tiene la pegatina para vender sus motos de calle con la insignia de ‘campeones del mundo de MotoGP’.
El título individual es muy valioso, pero su demostración ya la materializó en la prueba al ‘sprint’ del GP de Tailandia, donde sus ocho motos, oficiales o no, coparon los ocho primeros puestos de la clasificación general. Mayor poderío, imposible.
Esa pegatina vale su precio en platino, cierto, solo una marca puede vender sus motos con ese distintivo y, a veces, que gane un piloto tuyo no significa que tú ganes como fabricante, pues el título de constructores puede ser para otra factoría.
El título que está en juego es muy importante para Jorge Martín y para ‘Pecco’ Bagnaia. Para el italiano sería el tercer cetro consecutivo, empezar a marcar una era y, sobre todo, afrontar el difícil 2025, con Marc Márquez como compañero de boxe, luciendo el nº 1 en su carenado.
Para Martín sería colocarse a las puertas del cielo. ‘Martinator’, a quien muchos no le han dado el valor que tiene, que es muchísimo, ha sido despreciado por Ducati, que, tras asegurarle que sería piloto oficial en 2025, prefirió a Márquez. Es más, Martín sabe que dificilmente tendrá otra oportunidad como esta. Los motores están congelados en 2025 y 2026. Ducati seguirá dominando a placer los dos próximos años. Por mejor Aprilia que tenga, Martín debe aprovechar esta última oportunidad para ser campeón.
Hubo un momento de la temporada en la que muchos consideraron a Marc Márquez favorito para ganar el título. Él, que es quien más sabe de esto, lo negó desde el primer instante. Es más, se pasó el año bromeando con los periodistas “dejar de tiraron triples, que yo no soy el favorito”.
Márquez, que cada vez está más cerca del prodigioso e invencible Marc de 2019, sabía que la diferencia de puntos con respecto a Martín y Bagnaia era muy importante (“deben fallar dos, no uno”) y que, además, su Ducati 2023 es mucho menos poderosa que la 2024 que llevan los favoritos.
Márquez dijo, con la boca pequeña, que él quería que ganase Bagnaia el título “porque así tendré al campeón en mi boxe”, pero no es menos cierto que si el título se lo lleva Martín, el catalán debutaría en Ducati como la esperanza para recuperarlo.
Cuando le han preguntado a Enea Bastianini qué hará, este fin de semana, en Sepang, dijo “intentar ganar el gran premio”. Veremos. Muchos consideran que el desprecio con el que Ducati ha tratado en esta última campaña a la ‘Bestia’, descartándolo desde el primer mes para continuar como compañero de boxe de Bagnaia y jugando con la doble posibilidad de que Martín o Márquez le sustituyesen, podría haber generado cierto ánimo de venganza en el italiano, que, la próxima temporada, correrá con una KTM oficial.
Puede sonar a tontería supina, pero llegamos a los últimos grandes premios de la temporada, aquellos, como en este caso, en los que dos pilotos se juegan el título, y la parrilla suele tener mucho mimo con lo que hace. “Lo intenté dos veces, en la última curva, que era el único sitio donde podía superar a ‘Pecco’, pero no pude y no era cosa de tirarlo”, dijo, sin más, Marc Márquez, el pasado domingo, en Buriram, Tailandia, perfectamente consciente de lo que se está jugando el bicampeón a estas alturas de campeonato.
La temporada suma, de momento, cinco vencedores entre los 22 pilotos de MotoGP: ‘Pecco’ Bagnaia (9 victorias), Jorge Martín (3), Marc Márquez (3), Enea Bastianini (2) y Maverick Viñales (1). Podrían soñar con ganar Pedro Acosta (GasGas), en el año de su debut; Brad Binder, para reivindicar su puesto en KTM; Jack Miller, para despedirse ganando de la firma austriaca y Marco Bezzecchi, que dejará el equipo de Valentino Rossi.
Pero para todos ellos, ganar, implicaría un riesgo tremendo, brutal, de acabar tirando a alguno de los candidatos. No puedes ganar un GP a estas alturas, sin pelearte carenado contra carenado con los dos mejores. Y eso les frenará.
El equipo privado italiano Prima Prama, propiedad de Paolo Campinoti, ya entró en la historia del motociclismo mundial al conseguir, el pasado año, ser el mejor equipo del Mundial, por encima de todos los oficiales ‘pata negra’ japoneses y europeos. Ahora, está a un paso de convertirse en el equipo que conquiste el título de pilotos con Jorge Martín.
Hay muchas dudas respecto a qué valor tendría ese cetro para Ducati. Los hay que piensan que dañaría su orgullo, pero los hay que creen que aumentaría su prestigio al demostrar que sus motos son las que ganan, estén en el equipo que estén y las pilote quien las pilota.
Gino Borsoi, uno de los responsables del equipo Prima Pramac, declaró, en marzo pasado, en Motorsport.es que “es el equipo Prima Pramac quien debe darle las armas a Martín para ganar, no Ducati”. Y en ello están, aunque, como represalia al feo que Ducati le hizo a Martín, Pramac será, en próximo año, equipo oficial de Yamaha.
Ya ha habido, ya, algunos medios italianos que han llegado a difundir el bulo de que Dorna Sports y, ahora, Liberty Media, nueva propietaria del Mundial, trabajarían para que Jorge Martín fuese el nuevo campeón. Nada más falso, ni nada más absurdo. Como tampoco Marc Márquez trabajó para ‘Martinator’, cuando le restó cinco valiosísimos puntos en Phillip Island, Australia.
Si Dorna Sports y/o Liberty Media pudiesen escoger, que no pueden, es evidente, ni siquiera está en sus manos en la medida, por ejemplo, que sí está en las manos de Ducati, que se está comportando con inmaculada limpieza, querrían que el campeón fuese un japonés, un norteamericano, un australiano, un malayo, hasta un británico, es decir, cualquiera que no fuese español e italiano.
Es evidente, claro, que sonaría más coral, diferente, llamativo que el título fuese a parar a manos de alguien nuevo, diferente, distinto, como es Jorge Martín, a quien, por cierto, no se le reconoce, ni en España, el tremendo, brutal, mérito de lo que está protagonizando. ‘Martinator’, un piloto modesto, trabajador como pocos, o como todos, que tiene una vida plagada de sacrificios en todo su entorno para que él pudiese seguir corriendo, que celebra sus victorias con la bandera española que él y su familia llevaban a los circuitos para animar a Àlex Crivillé, sería, sin duda, un campeón distinto. Y merecidísimo, sí.
El Mundial que terminará a mediados del próximo mes de noviembre, en el coqueto circuito de Cheste, en Valencia, es también el campeonato en el que se ha anunciado que, a partir de 2027, las motos serán muy distintas, empezando por sus motores, que pasarán de 1.000cc a 850cc.
Eso significa que los motores de todas las fábricas que compiten en el Mundial quedarán congelados durante los dos próximos años y, por tanto, solo aquellas factorías, como Honda y Yamaha, que, en estos momentos, se encuentran en inferioridad y que reciben ayudas para que mejoren técnicamente, podrán seguir experimentando, pero siempre dentro del reglamento.
Nadie duda que Yamaha y KTM pueden dar un paso importante el próximo año, difícil que se acerquen más a Ducati. La gran duda, la inmensa duda, es si Honda, que ya ha empezado a trabajar con técnicos europeos, volverá a parecerse a la marca alada que dominaba el campeonato a placer, con la misma contundencia que lo hace ahora Ducati.