Esta semana hemos vuelto a ver cómo el fútbol femenino avanza a buen ritmo, aunque con marchas muy distintas. Las velocidades a las que se avanza son muy diferentes, y en eso influyen numerosos factores: desde el tamaño del mercado, al bolsillo de los inversores, pasando por la creatividad de los distintos clubs y competiciones para crear verdaderas plataformas comerciales para las marcas. Y, de momento, el podio en la carrera por el liderazgo de la disciplina está claro: Estados Unidos, Reino Unido y España. Y cuidado porque la brecha en la cabeza puede ensancharse en el corto y medio plazo.
La Women’s Super League ha empezado a andar tras independizarse de la FA al estilo Premier League, y lo ha hecho asegurándose una media de 15 millones de euros anuales por televisión entre 2025 y 2029. Aún está muy lejos de los 56 millones por temporada que se ha garantizado la NWSL al otro lado del Atlántico, pero es el doble de lo que se garantizó Liga F con DAZN y Mediapro hasta 2026-2027.
El reto para los clubs españoles es mayúsculo, ya que retener hoy a las jugadoras más talentosas todavía no depende únicamente de cuánto genera la competición por sí sola, sino de cuánto están dispuestos a poner de su bolsillo los inversores. En nuestro caso, cuánto quieren reservar desde los clubs de LaLiga a la promoción de una modalidad que, en el medio y largo plazo, puede permitir ampliar la base de fans al fútbol en general.
1.000 millones en cinco años
En términos salariales, el salario mínimo fijado en Liga F es de 28.000 euros, frente a los 48.000 dólares de la NWSL. Entremedio, nuevamente la WSL inglesa, donde los clubs sí están asumiendo un mayor déficit anual para intentar atraer al máximo talento posible internacional y evitar la marcha del talento interno. En tres años, la correlación de fuerzas puede agravarse si, como piden normalmente desde el FC Barcelona, no hay un acelerón conjunto de todas las partes.
La UEFA ha anunciado que pondrá 1.000 millones de euros en cinco años para dar un acelerón y evitar que Europa no sea también el epicentro del fútbol practicado por mujeres. Y en su plan estratégico lanza algunas ideas interesantes, que exigen poner el modo startup: nuevos horarios para probar si engancha a más gente, diferentes experiencias de partido… y fútbol en abierto. Y yo añadiría: abrir las puertas de los campos. Sin renunciar a los abonos y la taquilla, pero una política de puertas abiertas a niños y niñas para arrastrar a los padres podría ser un buen inicio. De forma sistemática y medida. Hablando en términos de negocio: que el funnel empiece por ahí para luego tantear la monetización.
Una fábrica de cerveza en el Bernabéu
Si hablamos de creatividad para que las marcas continúen apostando por el deporte, bien podemos tomar como ejemplo la activación por la que han apostado el Real Madrid y Mahou. La cervecera, patrocinador histórico del club presidido por Florentino Pérez, ha logrado instalar una factoría de su producto estrella en el interior del Santiago Bernabéu, con una capacidad que no es menor: 30.000 litros anuales, lo que vendrían a ser unas 90.000 medianas al año.
El espacio de producción está dentro de un local abierto al público, ya que se puede acceder a él desde la calle, y las proyecciones de la multinacional española es que por ahí pasen 400.000 personas cada temporada. Una manera original de vincularse al nuevo recinto, pero sobre todo de dar al patrocinio un sentido de negocio cada vez más demandado por las marcas. Ya no se quiere sólo mejorar su reconocimiento, sino que haya una manera tangible de medir el negocio que le genera. En este caso, un indicador claro será el de cervezas servidas, y ya no únicamente en día de partido. Una alegría entre tanto contratiempo para el colíseo blanco.