El deporte de fuerza empieza a normalizarse entre las mujeres, con figuras como Nicole Kidman o las españolas Ana Belén y Letizia Ortiz como embajadoras de brazos fuertes. Pero, sobre todo, comienza a recomendarse para la salud. Porque se estima que, una vez pasan la barrera de la treintena, ellas pierden entre un 3% y el 8% de masa muscular cada década; entre el 5% y el 10% a partir de los 50 años.
Ahora, un estudio reciente publicado en Sex Roles destaca las experiencias a las que se enfrentan las mujeres deportistas y entrenadoras en deportes de fuerza tradicionalmente dominados por los hombres, como la halterofilia, el powerlifting o levantamiento de potencia (consiste en levantar el mayor peso posible mediante tres movimientos básicos: peso muerto, sentadilla y press de banca) o el archiconocido CrossFit y el strongman.
Las autoras explican que son todos estos deportes, que siguen siendo dominados por hombres, todavía enfrentan obstáculos derivados de los prejuicios de género y la falta de diversidad. «En particular, en los deportes de fuerza, es notable la escasa representación de las mujeres y la falta de investigación sobre sus experiencias vividas como atletas y entrenadoras», señalan.
Cómo se realizó el estudio
Así que investigaron las experiencias de 21 atletas y cuatro entrenadoras de entre 18 y 44 años en los deportes de fuerza de levantamiento de pesas olímpico, el levantamiento de potencia, CrossFit y strongman. Las participantes fueron seleccionadas en función de su identificación como mujeres y su experiencia reciente compitiendo o entrenando.
Se llevaron a cabo entrevistas semiestructuradas de entre 30 y 90 minutos de duración, durante las cuales las participantes compartieron sus experiencias y perspectivas sobre el entrenamiento, la competencia, la imagen corporal y las relaciones con sus compañeros y entrenadores masculinos.
Después, transcribieron y analizaron esas entrevistas utilizando el análisis fenomenológico interpretativo, un método que se centra en comprender las experiencias personales vividas y el significado que los participantes les atribuyen.
Imagen corporal
Los resultados mostraron que las atletas en estos campos se enfrentan a las expectativas sociales sobre la feminidad y la fuerza, al tiempo que afrontan desafíos relacionados con la imagen corporal, las relaciones con los atletas y entrenadores masculinos, y la escasa representación en el deporte.
«La mayoría luchaba con las normas sociales en torno a la imagen corporal, no con su imagen corporal real. Por ejemplo, a muchas les costaba querer ser musculosas y fuertes, pero también encajar en las normas sociales de ser ‘femeninas’, con las que no creían que sus cuerpos estuvieran alineados. Por lo tanto, luchaban con el deseo de ser fuertes/poderosas/musculosas, y también con ser aceptadas según las opiniones tradicionales de lo que significa ser una ‘mujer femenina'», explica a El Periódico de España por correo electrónico Brianna L. Newland, co-autora de este trabajo de la Universidad de Colorado (EEUU),
Pero, a pesar de estos obstáculos, las mujeres expresaron su empoderamiento a través de su participación. «La mayoría estaban orgullosas de sus fuertes tipos de cuerpo y de ser diferentes», añade.
Las autoras señalan que las experiencias de las atletas se alinearon con investigaciones anteriores, pero también «incluyeron una poderosa expresión de lo que significa ser una mujer fuerte a pesar de la presión social». «El verdadero desafío para las mujeres en los deportes de fuerza es el acceso al deporte en la juventud y las oportunidades de entrenamiento. Para mejorar el acceso de las niñas y las mujeres al deporte, será fundamental contar con mejores entrenadoras en el nivel juvenil y escolar que ayuden a atraerlas. La mayoría de las mujeres pueden acceder a través de deportes locales de fuerza (halterofilia, levantamiento de potencia o CrossFit, etc.)», indica Newland.
«Sin embargo -prosigue-, las entrenadoras aún no tienen las mismas oportunidades que los hombres para desarrollar sus habilidades y su nivel de entrenamiento (como las oportunidades de entrenamiento de élite a nivel nacional o mundial). No tienen la misma tutoría ni el mismo acceso a los atletas. Por lo tanto, es necesario que haya más apoyo político y de desarrollo».