Con dos goles de sus dos centrales solventó el City la delicada visita al Wolverhampton (1-2). Delicada porque el año pasado sucumbió, y porque este domingo ha amarrado el triunfo en el cuarto minuto de los cinco añadidos. Y aún tuvo que esperar el cuadro de Pep Guardiola para celebrarlo porque el tanto requirió una consulta del árbitro con el VAR. Simplemente para corroborar que no hubo nada ilegal pese a la enorme frustración que cundió en el Molineux Stadium.
Jonh Stones cabeceó limpiamente el enésimo corner -precisemos, el 18º– provocado en el asedio del segundo tiempo. Pero Bernardo Silva estaba cerca del portero, casi a su lado, e incluso se agachó con el testarazo de su compañero para no interferir en la trayectoria del balón ni en la reacción de José Sá. Chris Kavanagh, el árbitro, fue llamado a consultas y confirmó la validez del gol. La segunda celebración del City, casi igual de efusiva que la primera, atestiguó el sufrimiento acumulado por los celestes durante un encuentro, en el que tuvieron que remar y remar para remontar el tanto del noruego Jorgen Strand Larsen (m. 7).
Soluciones frecuentes
El Wolves se consagró a defender ese valioso botín lo que quedaba de encuentro, cada vez más encerrado a medida que se consumía el tiempo. El City pudo salir airoso gracias a un tiro desde fuera del área y una acción de estrategia, soluciones frecuentes cuando el juego combinativo no encuentra al ejecutor, en este caso Erling Haaland, o los exteriores (Doku, Savinho, que fueron los titulares, Phil Foden, Bernardo Silva y Jack Grealish) tampoco ven un resquicio de espacio para disparar.
Los celestes, vestidos de granate, encontraron cierto desahogo pasada la media hora con un tirazo de Josko Gvardiol, desde fuera del área y con la derecha. El 1-1 atemperó la ansiedad de los mancunianos, que acumularon un 80% de posesión de balón y 22 disparos a portería. Ninguno de Haaland, encarcelado por una telaraña de futbolista y con Craig Dawson de vigilante personal y exclusivo.
Por la banda izquierda, a través de Grealish, fue canalizando el City sus ataques en el tramo final sin encontrar el gol, que llegó con un córner desde la derecha lanzado por Foden. Stones saltó más que nadie y el balón pasó por encima de la cabeza de Sá, sin que el meta pudiera reaccionar a tiempo.