Al menos sobre el papel, Rafael Louzán tiene por delante cuatro años como presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), tras su elección de este lunes por la asamblea del organismo. Aunque ese periodo podría quedar reducido a un par de meses si su inhabilitación se convirtiera en firme en el Tribunal Supremo, el dirigente gallego se dispone a trabajar en un proyecto que debería durar hasta después de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Estos son sus seis principales retos.
1. La renovación de Luis de la Fuente
Si en algo existía unanimidad total entre todos los candidatos a la presidencia, tanto los que lograron los avales como los que no, era en la apuesta por Luis de la Fuente como seleccionador masculino absoluto. Después de ganar la Nations League y la Eurocopa en su primer año y medio, el puesto de riojano no está discusión… pero sí pendiente de revisión.
Porque De la Fuente continúa con un contrato que se corresponde ni con su responsabilidad ni con su rendimiento como seleccionador. Pedro Rocha pactó con él la actualización de su contrato, pero no pudo firmarla, temiendo que pudiera excederse (de nuevo) en sus funciones como presidente de la gestora. Tanto Louzán como Gomar habían fijado como prioridad culminar ese trabajo y así será. En la selección femenina, Montse Tomé cuenta también con el aval del nuevo presidente.
2. El Mundial 2030… y la sede de la final
El mandato, que dura hasta 2028, estará muy marcado por la celebración del Mundial 2030 en España, además de en Portugal y Marruecos. El pasado miércoles, la FIFA confirmó la concesión del torneo, en el que España contará con 11 estadios en nueve ciudades diferentes (Louzán querría sumar Valencia a la lista, pero no parece sencillo). Un primer paso antes de la gran batalla que debe lidiar la RFEF y el Gobierno: que la final se dispute en España.
Madrid, Barcelona y Casablanca son las tres ciudades que reúnen los requisitos para albergar el partido que corone un nuevo campeón del mundo. Marruecos va a apretar en el plano diplomático y España no quiere (ni puede) consentirlo. Cuenta con la siempre poderosa implicación del Real Madrid para que la cita se dispute en el Santiago Bernabéu, pero a Louzán le aguarda un intenso trabajo de despachos con la FIFA para que Marruecos no se lleve el gran premio.
3. El futuro de la Supercopa de España
Con la Supercopa de España y la RFEF pasa algo bastante sencillo: a nadie le gusta que se dispute en un país como Arabia Saudí, pero a todos los que pasan por Las Rozas y tienen cierto grado de responsabilidad les encantan los 40 millones de euros que meten cada año a los presupuestos federativos. Y Louzán, como el derrotado Gomar, no es una excepción.
«Será en Arabia o en otro país. España no genera lo suficiente«, ha dicho el gallego durante la campaña. Recordando, en todo caso, que existe un contrato en vigor con la dictadura saudí hasta 2029. Acuerdo, conviene recordar, que está siendo investigado por la Justicia. Si Louzán consigue estar cuatro años como presidente, la última edición bajo contrato se disputaría a meses de que expirara su mandato, por lo que en su mano quedaría, como poco, comenzar a negociar el futuro del campeonato.
4. La relación con el resto de agentes del fútbol
Uno de los principales avales de Louzán tenía que ver con su buena relación con LaLiga de Javier Tebas. Él fue uno de los protagonistas del acercamiento entre las dos instituciones durante la interinidad de Rocha y tras la cruenta guerra Rubiales-Tebas que marcó los años previos. Gestiones que le reportaron el apoyo de la mayoría de clubes profesionales en las elecciones.
Más allá de LaLiga, Louzán también debe afianzar el acercamiento con instituciones como AFE, la Liga F y ProLiga, la patronal de clubes no profesionales. Mención aparte merece el Gobierno, que no le considera apto para presidir de la RFEF por su condena de inhabilitación. Y habrá que ver si UEFA y FIFA se avienen a incluir en sus órganos de gobierno a un dirigente que en menos de tres meses podría caer en desgracia.
5. La recuperación del prestigio y la imagen de la Federación
En los últimos años, la Federación ha estado demasiado azotada por los escándalos judiciales. Del caso Soule y la inhabilitación de Ángel María Villar, al caso Supercopa y el beso no consentido a Jenni Hermoso del también inhabilitado Luis Rubiales. Y, de postre, otra inhabilitación, la de un Pedro Rocha que sigue imputado en el caso Supercopa.
La victoria de Louzán lleva aparejado el riesgo de que él también tenga que dejar la presidencia de la RFEF, si el Supremo convierte en firme su sentencia por inhabilitación para cargo público por prevaricación. Ya hay rumores de que el nuevo presidente tratará de enmendar los estatutos antes de que llegue esa decisión… siempre que el TAD le permita llegar a ella como presidente de la RFEF en caso de que alguien denuncie su proclamación. «Ha llegado el momento de recuperar el prestigio de esta casa, una institución que inspire confianza», ha dicho el nuevo presidente.
6. La paz interna en la propia Federación
Desde que comenzó la crisis del beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso, los barones de la RFEF habían actuado unidos, con más o menos tensiones. Estas elecciones, sin embargo, han partido en dos a las federaciones territoriales, con la mayoría de ellas apoyando a Louzán y unas pocas remando a favor de Gomar. El nuevo presidente tendrá que restañar las heridas generadas en estas dos últimas semanas.
«Pasada la elección, volvemos a ser todos parte del mismo equipo. Es tiempo de trabajar unidos y en equipo. Todos podemos aportar para hacer un fútbol mejor», ha dicho tras ser elegido. En la composición de su junta directiva se palpará si se trata de una declaración para la galería o una voluntad real de unión a nivel interno. La elección de los principales ejecutivos de la institución también dará bastantes pistas al respecto.