“No, no es mala suerte”, decía, una y otra vez, Míchel cada vez que le preguntaba por el catálogo de desgracias que vivió su Girona en el estreno en la Champions en Montilivi. Un estadio que no se llenó, entre otras razones, porque los compromisos de la UEFA, que mutilaron su capacidad de 14.231 espectadores a 9.471, no ocuparon sus asientos en una lluviosa y gris tarde que terminó como la noche parisina del debut en la elite de Europa.
Otra derrota. Dos partidos, dos derrotas (1-0 en el Parque de los Príncipes y 2-3 en su casa ante el Feyenoord) certificando el túnel oscuro en que se ha sumergido el equipo del técnico de Vallecas. Y son ya seis encuentros consecutivos sin ganar, con cuatro caídas (Barça, Valencia, PSG y Feyenoord) y dos empates (Rayo y Celta).
«Perder contra el Barça o el Valencia me duele porque lo hicimos muy mal, pero ahora no. No me duele esta derrota i el empate contra el Rayo o el Celta porque hemos hecho muchas cosas bien y hemos merecido más. Sé que llegará un momento en que daremos la vuelta a esta situación y ganaremos partidos», ha admitido Míchel, quien se pasó la noche repasando el duelo contra el equipo neerlandés.
A Míchel, que dio todo tipo de explicaciones en una larga rueda de prensa (duró 26 minutos), se le veía cara de preocupado por una fase del juego, que condicionó, y para mal, lo sucedido en Montilivi. «Hubo 15 o 20 minutos de la primera parte que no me han gustado nada», ha comenzado argumentando el entrenador del Girona.
3 lesionados en 5 días: Oriol Romeu, Blind y Tsygankov
Además, Míchel no para de perder a jugadores por serias lesiones musculares. Oriol Romeu (dos meses de baja) y Blind (uno) caían en Vigo; Tsygankov en Montilivi. «Tiene mala pinta, mala pinta», dijo Míchel inyuyendo una ausencia prolongada del delantero ucraniano. Tres piezas claves caídas en apenas cuatro días. Mientras él, en cambio, insistía en ideas tácticas además de recordar que «voy a hacer que los jugadores no se preocupen a nivel mental» por tanta derrota acumulada en el último mes.
«No me ha gustado eso de pasarnos el balón sin ser agresivos, sin ser verticales. Eso nos ha costado dos goles y un penalti que no han marcado. ¡Era demasiado pase horizontal! ¡Demasiado pase para Gazzaniga»
«No me ha gustado eso de pasarnos el balón sin ser agresivos, sin ser verticales. Eso nos ha costado dos goles y un penalti que no han marcado. ¡Era demasiado pase horizontal! ¡Demasiado pase para Gazzaniga», se quejó el entrenador. Era una queja alzando incluso hasta el tono de su voz, cansado de que el equipo no aprendiera. «¡Eso es un error! ¡Un error!».
Un «error» porque el Girona había, según Míchel, «empezado bien el partido», pero luego se desplomó. Su mensaje en el descanso, con algunas correcciones, hizo despertar al Girona. «La segunda parte ha sido espectacular, muy, muy buena en todos los sentidos», afirmó el técnico, quien no reparó en la secuencia de desgracias que ha ido acumulando su equipo en la Champions.
Tres de los cuatro goles que ha encajado llevan la firma de Gazzaniga (PSG), Yangel Herrera y Krejci (Feyenoord) en propia puerta. «Ya he dicho que la mala suerte no existe, son errores perdonables», ha dicho Míchel lamentando que en «el gol del 2-3 es quizá en el que más responsabilidad tenemos» en alusión a la mala orientación corporal del defensa checo.
«Nos toca afrontar derrotas desde una posición en la que, a veces, es un poco incomprensible. Pero forma parte del juego y lo tenemos que asumir», ha confesado exigiendo a su equipo que «sea agresivo los 95 minutos».
«Nos toca afrontar derrotas desde una posición en la que, a veces, es un poco incomprensible. Pero forma parte del juego y lo tenemos que asumir»
Hay algo, sin embargo, que no quiere asumir el técnico. «Estoy preocupado por esos 15 o 20 minutos que no me han gustado nada. ¡Ese no es el equipo que yo quiero! Hay jugadores que todavía, como por ejemplo, Krejci, que no son agresivos con el balón. Da demasiados pases horizontales, da demasiados pases a Gazzaniga. Y se lo he dicho», ha revelado el entrenador poniendo el foco en la figura del joven defensa checo. «En Champions, y tampoco en la Liga, no te puedes pasar el balón así. No es bueno. También he hablado con David y con Arnau».
Luego, quiso poner en valor la reacción de su equipo en la segunda mitad, aunque no le dio ni siquiera para alcanzar el empate, negando que él estuviera «tocado» como le preguntó un periodista tras la caída ante el Feyenoord. «No, no estoy tocado. Estoy al revés porque la segunda parte ha sido espectacular. No me puedo ir disgustado», ha dicho Míchel.
«No tengo nada que reprochar a los jugadores. Ni siquiera nos llevamos un empate donde hemos dominado y hemos hecho muchas cosas bien, generando lo suficiente para llevarnos el partido», ha recalcado el entrenador del Vallecas, consciente de que se halla en un momento delicado al encadenar hasta seis partidos sin ganar. «Son momentos que tenemos que superar, pero ¡como equipo!».
«Son momentos que tenemos que superar, pero ¡como equipo!»
Se quejó Míchel de que esos continuos «pases hacia atrás están provocando más presión del rival que juego», algo que no le gusta. «Yo quiero que el rival corra para atrás. Si corres hacia atrás vas con agobio; si corres hacia adelante vas con energía. Nos estamos equivocando en eso y hay muchos goles que nos han marcado por esa situación», ha revelado el entrenador del Girona, que busca la salida a ese túnel oscuro en que se ha sumergido su equipo desde el pasado 1 de septiembre cuando ganó en el Sánchez Pizjuán al Sevilla (0-2). Desde entonces, ni una sola sonrisa.
«A mí los resultados no me influyen para nada. ¡Para nada! Gracias a Dios tengo un club que me ha respetado en todo eso. Lo tengo todo a favor para no pensar en el resultado. No hemos merecido perder, pero hemos perdido», ha dicho Míchel en un tono de máxima exigencia hacia un equipo que no se encuentra todavía, víctima de una profunda reconversión.
«Quiero el rendimiento de la segunda parte y de los primeros 10, 15 o 20 minutos donde hemos ido a por el rival. ¡No me valen 20 minutos malos! ¡Se han equivocado demasiados jugadores! No lo quiero, no lo puedo aguantar», ha confesado Míchel en la búsqueda de soluciones urgentes porque el domingo llega a Montilivi el Athletic, quinto clasificado de la Liga, con 14 puntos.