Helmut Duckadam ha fallecido. El nombre del portero rumano está vinculado a la historia del Barça. A un capítulo negro de la historia azulgrana. Pero también a la gesta decisiva individual en un deporte de equipo. Tenía 65 años.
Duckadam era el guardameta del Steaua de Bucarest, el equipo ante el que el Barça que dirigía Terry Venables disputó la final de la Copa de Europa de 1986. El partido terminó 0-0, y tras la prórroga se llegó a la tanda de penaltis. Urruti paró dos penaltis a los futbolistas del Steaua. Duckadam paró los cuatro de los lanzadores barcelonistas y el trofeo voló a Rumanía (0-2).
La derrota azulgrana causó un impacto con muchas consecuencias, más allá del disgusto de una final perdida y la depresión de una Copa de Europa que se daba por ganada, disputándose en Sevilla y ante un rival considerado menor. Era la segunda final de la Copa de Europa perdida, después de la de Berna de 1961. El Barça no se coronó campeón hasta la tercera, disputada en Wembley en 1992 (1-0 a la Sampdoria con gol de Ronald Koeman).
Una crisis de dos años
Venables quedó muy debilitado para la siguiente campaña y se abrió un conflicto con Bernd Schuster, el ídolo de la época, que fue apartado del equipo por marcharse del estadio al ser sustituido. Josep Lluís Núñez fichó a Gary Lineker y Mark Hughes para ocupar su plaza de extranjero y la de Steve Archibald, que, sin embargo, fue recuperado mese más tarde. El cuadro azulgrana entró en una crisis de la que tardó dos años en salir. Hasta la llegada de Johan Cruyff en 1988.
Sucedió el 7 de mayo de 1986 en el Sánchez Pizjuán de Sevilla ante 70.000 espectadores, de los que más de 69.000 debían ser del Barça. El once barcelonista fue incapaz de romper el empate inicial en un partido sin demasiadas ocasiones y al que acudía apuntando un evidente declive.
Todo perdido
Había dejado escapar la Liga al ganar solo un partido en las últimas siete jornadas y había perdido la final de la Copa del Rey con el Zaragoza. El acceso a la final había sido dramático, con una clasificación por penaltis frente al Goteborg tras igualar el 3-0 encajado en la ida. Venables alineó a Steve Archibald, en baja forma y recién recuperado de una lesión muscular, en detrimento de Àngel Pichi Alonso, que había anotado los tres goles de la semifinal. En el minuto 85 sustituyó a Schuster, el habitual lanzador de penaltis del equipo.
La tónica gris del partido no cambió durante la prórroga y se llegó a la suerte decisiva. Urruti paró los dos primeros penaltis (a Mikal Majaru y Laszlo Boloni), pero Duckadam detuvo los de José Ramón Alexanco y Ángel Pedraza. Marius Lacatus y Gavril Balint transformaron los dos siguientes, y Duckadam volvió a parar los que chutaron Pichi Alonso (había entrado en la prórroga) y Marcos.
Una trombosis en el brazo
No se lanzó la quinta ronda. El Steaua se había impuesto por 0-2 y se convertía en el primer equipo del Este de Europa en conquistar la máxima competición europea. Al cabo de dos años, volvía a clasificarse para la final, que para más inri se disputaba en el Camp Nou. Se enfrentó al Milan y cayó goleado por 4-0.
Duckadam vivió ese día el punto más álgido de su carrera. La desgracia le esperaba al borde de la esquina. El 12 de junio de 1986 sufrió una trombosis en el brazo derecho por el que tuvo que abandonar el fútbol. Reapareció en 1989 en un modesto equipo de la segunda rumana y en 1991 se retiró definitivamente.
Los problemas físicos siguieron acechando al Héroe de Sevilla, como se le conoció desde su portentosa actuación, nacido el 1 de abril de 1959 en Semlac. Sufrió más intervenciones quirúrgicas a lo largo de su vida, apartado del fútbol hasta que leconcedierono la Orden del Mérito Deportivo de Rumanía en 2008 y el Steaua le convirtió en representante de la presidencia del club en 2010.