Ha muerto Johan Neeskens, aquel jugador impetuoso y guerrero que conquistó el corazón de la afición azulgrana en la década de los 70. Hijo de la prodigiosa generación de la ‘Naranja Mecánica’, el centrocampista, de 73 años, ha fallecido, según ha informado la federación holandesa de fútbol (KNVB).
Con Neeskens tejió la afición azulgrana una conexión especial coincidiendo con la llegada al club del otro Johan. De Johan Cruyff, la persona que cambió para siempre, tanto como jugador y como entrenador luego, la mentalidad de la institución. Ha muerto en Argelia.
Al Barça llegó justo después de perder la final del Mundial-74 ante Alemania en Múnich. Allí marcó el tanto de penalti de la selección holandesa. Y en los cinco años que estuvo en Barcelona fue uno de los jugadores más queridos con el Camp Nou, adoptado de inmediato como uno de los suyos. Se llevó dos títulos (una Copa del Rey y la Recopa de Basilea), pero nada comparable al mayor éxito que tuvo nunca. Llegó y encajó de maravilla. El Camp Nou lo adoraba como quedó demostrado
«Neeskens, sí; Núñez, no»
Su nombre se transformó en un himno de la afición culé, entregada a su entrega en cada partido, donde convertía la recuperación del balón en una batalla épica. Fue, además, un grito de protesta contra la gestión del entonces presidente Josep Lluís Núñez.
Ocurrió en la celebración de esa Recopa de Basilea, kilómetro cero de la masiva movilización azulgrana, con más de 30.000 aficionados, preámbulo de lo que sucedió en las nuevas generaciones: «Neeskens, sí; Núñez, no!» se escuchó en la Plaza de Sant Jaume cuando el equipo festejaba ese título europeo. Fue cuando el presidente decidió prescindir de él, cinco años después de convertirse en uno de los jugadores más queridos por el ‘universo culé’.
Había decidido Núñez apostar por la llegada del danés Simonsen sin calibrar el impacto que suponía esa medida. En las calles, en el estadio, en la Plaza de Sant Jaume…. Ese cántico se transformó en pura rutina rasgando emocionalmente al club al punto de que el presidente llegó a decir que pondría su cargo a disposición de la asambela de compromisarios. Era mayo de 1979. Núñez siguió hasta el 2000; Neeskens, no.
Como futbolista, Neeskens había alcanzado la gloria con aquel irrepetible Ajax que conquistó tres Copas de Europa consecutivas (1971, 1972 y 1973), prólogo de su fichaje por el Barça que provocó una dimensión sentimental porque significaba la marginación del ‘Cholo’ Sotil, aquel futbolista peruano al que aún en la época franquista se le retrasó la documentación para permitirle su condición de oriundo.
Ídolo de la modernidad
Fue Neeskens un ídolo de la modernidad azulgrana, transformado en un modelo para muchas generaciones de aficionados que lo tuvieron como su referencia. Ese look atrevido, con la melena al viento, aquellas patillas y las tobilleras blancas dejaron su marca visual en miles de culés.
Llegó, obviamente, apadrinado por Cruyff, quien reclamó su fichaje. Con Holanda, llegó a jugar dos finales de un Mundial. Y perdió ambas. Primero en Alemania-74 y luego en Argentina-78. Estuvo cinco años vistiendo la camiseta azulgrana antes de emprender el viaje a Estados Unidos. Luego, volvió años más tarde. Fue en 2006 y como ayudante de Frank Rijkaaard.
Con su inesperada muerte se acaba el recuerdo del fútbol agresivo, incansable y persistente que reinó en el Camp Nou en la década de los 70. El fútbol del siglo pasado.