Neeskens, el cartero de Cruyff, el futbolista total


Aún me duele el alma reconocerlo, pero hoy es el día. No dejo de pensar en ello cada semana. Yo tenía, tenía, sí, tres camisetas guardadas como oro en paño. Las tenía guardadas en una bolsa de tela preciosa, con una cremallera aún más bonita, metidas en un maletín de mano que mi tío Manolo, el último Pérez de Rozas de la saga que falleció, me había regalado para que las guardase. Digo que me duele el alma porque fue lo único que se perdió en uno de los traslados de casa que hice hace ya muchos años.

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