Anda el Espanyol angustiado. El 4-1 del Girona le ha enviado al sótano de la Liga –es penúltimo-, abriendo una crisis deportiva que tiene, al mismo tiempo, connotaciones sociales, como se vio en la protesta de más de 200 aficionados contra Chen Yansengh, el propietario, en el consulado chino de Barcelona. Y Manolo González, su técnico, está cada vez más cuestionado.
«No tengo miedo, me siento fuerte, puedo revertir esta situación. Por casa pasa la salvación del equipo», ha comentado el entrenador blanquiazul, apelando a «cambiar a nivel de resultados y de juego» la situación del equipo y convencido, además, de que tiene la capacidad para «seguir hacia adelante» a pesar de la gravedad de la situación que vive el club.
«Nunca me han echado de ningún sitio. Siempre me he ido yo», ha recordado el técnico perico. «Espero acabar mi contrato con el Espanyol. Pero lo que menos importa ahora es eso. Me preocupa que el equipo gane y quiero seguir dejándome la piel por el club cómo estoy haciendo», ha dicho Manolo González, empeñado en dejar al Espanyol «en Primera División, que es donde se merece estar».
«Nunca me han echado de ningún sitio. Siempre me he ido yo. Espero acabar mi contrato con el Espanyol. Pero lo que menos importa ahora es eso»
El equipo, como ha recordado Puado esta semana, sigue creyendo en su entrenador, convencido de que encontrará la puerta para salir del oscuro laberinto en el que anda sumergido este curso. Suma ya siete derrotas en las ocho últimas jornadas. Y a Cornellà-El Prat (18. 30 h), llega el Celta, entusiasmado por su empate en el último suspiro con el Barça, como prueba.
Más que una prueba alcanza incluso categoría de ultimátum. El club está en período de combustión. Una cerilla mal tirada, o sea un negativo resultado ante el conjunto gallego, podría quemar todo, irascible como vive la afición perica el derrumbe de su equipo.
El proyecto se sostiene de manera tan frágil que necesita un triunfo para ganar muchas cosas. La primera es tiempo, todo un tesoro en el universo del Espanyol. La segunda es calma, imprescindible para que Manolo González tenga posibilidad de mantenerse en el banquillo ante la amenaza, cada vez más real, de que otros entrenadores (Sergio González, extécnico de Espanyol, Valladolid y Cádiz) lo acabe sustituyendo.
«Me preocupa tener la conciencia tranquila. El día que subimos a los 10 minutos ya salía que no sería el entrenador del equipo en Primera División. Ahora te pueden echar incluso ganando, pero eso no depende de mí»
«No me preocupa nada. Me preocupa tener la conciencia tranquila. El día que subimos a los 10 minutos ya salía que no sería el entrenador del equipo en Primera División. Ahora te pueden echar incluso ganando, pero eso no depende de mí», ha recalcado el actual entrenador del Espanyol.
Un técnico «afectado»
Pero está «afectado», como es obvio por todo lo que ha vivido en esta tempestuosa semana. «Vi que había un entrenador preparado por si no ganaba, eso sí lo vi. Lo reconozco, pero debo estar aislado del todo. Es tan malo el elogio como la crítica, te debilita de la misma manera», ha confesado Manolo González, indicando que «quiero estar siempre en los sitios con la cabeza alta y si tengo que salir lo quiero hacer así».
Por eso, Manolo González «no ha querido dar pistas» sobre si emprenderá una revolución en el once ante el Celta. Pero sí ha decidido, y no solo eso sino también lo ha explicado, modificar su idea táctica. «Voy a intentar dejar cuatro ideas claras, intentar ser reconocibles haciendo algo que no hago habitualmente”, ha dicho el técnico.
Abandona así el plan de ir modificando sus sistemas tácticos en función del rival o de los jugadores que tenga a su disposición para apostar por una estrategia simple y muy definida. «Dejaré un sistema fijo, una idea fija a ver si el equipo tiene más seguridad en lo que hace», ha reconocido el entrenador perico.