Los ecos de la goleada del Barça al Real Madrid aún resuenan desde Yeda a Barcelona señalando a Lamine Yamal, Raphinha y Hansi Flick como principales triunfadores del clásico en tierras saudíes. Sin embargo, hay dos nombres que han pasado inadvertidos pese a haber sido decisivos en lo ocurrido sobre el césped del King Abdullah. Se trata de Stephan Nopp y Michael Hasemann.
A principios de octubre Hansi Flick terminó de conformar su equipo de trabajo incorporando al mismo a este dos analistas. Nopp, de 45 años, coincidió con Flick en el staff de la selección alemana que ganó el Mundial en el 2014 con Joachim Löw de seleccionador. Fue uno de los culpables del histórico (1-7) ante Brasil en Belo Horizonte. En la ‘Mannschaft’ Noop era el hombre de confianza de Löw a la hora de meter el bisturí al rival en la pizarra, mientras que en el Barça dirige al equipo de analistas y pasa a limpio los análisis para convertirlos en un plan de juego con Flick. Por su parte Hasemann, de tan solo 26 años, es analista y se está formando como entrenador a la sombra de Flick. Junto a ellos aparecen otros tres nombres, Toni Tapalovic, Marcus Sorg y Heiko Westermann, a los que se les unió después Thiago Alcántara. Pero Nopp y Hasemann han sido los encargados de desnudar las carencias del Real Madrid antes de la Supercopa.
Los extremos del Madrid no bajaban en defensa
Los analistas del Barça trabajaron poniendo el foco en las debilidades madridistas y las fortalezas azulgranas, tratando de cruzarlas en el campo para hacer más daño a los de Ancelotti. Lo primero que observaron fueron las carencias del sistema de juego blanco. Nopp y Hansemann enfatizaron en que el Real Madrid apuesta por un sistema con tres atacantes donde los jugadores de banda (Vinicius y Rodrygo) no acostumbran a replegar en defensa acompañando las subidas de los laterales contrarios.
Este apunte resultó decisivo en dos goles del Barça. En el tercero Koundé recogió una pelota en la medular y subió hasta la zona de tres cuartos completamente libre. Desde allí sacó un centro milimétrico a la espalda de Tchouameni, donde apareció Raphinha para cabecear la pelota anotando el tercer gol visitante. Minutos más tarde, el Real Madrid trató de arma una jugada ensayada en un córner para que la pelota llegase a Valverde al borde del área. Sin embargo, el Barça robó la pelota y montó una contra atacando el flanco derecho blanco. Valverde replegó tapando la subida de Raphinha, pero el uruguayo no pudo frenar la aparición de Balde, que apareció solo, porque no bajaron Lucas Vázquez ni Vinicius, para anotar el cuarto gol culé.
Casadó tenía una pradera a la espalda de Bellingham
Precisamente en este cuarto gol quedó también de manifiesto que los analistas azulgranas habían desmenuzado las jugadas a balón parado de los madridistas, al abortar una la jugada para Valverde que había dado mucho rédito al Madrid y que, en esta ocasión, terminó en gol del Barça. Además de la falta de rigor defensivo de los extremos blancos, Nopp y Hanseman pusieron el foco en Bellingham, siempre pendiente de estar cerca del área rival para sumarse ofensivamente y generar juego desde ahí. Por eso Marc Casadó se movió todo el partido a la espalda del área de influencia del inglés, que estuvo desconectado ofensiva y defensivamente pese a llegar en un buen momento de forma.
Lewandowski sacó de sitio a Rudiger
Otra de las debilidades blancas fue la tendencia de los centrales a abandonar su área de influencia persiguiendo a Lewandowski para que no se pudiera girar y jugar de cara. Esto lo convirtieron en un arma para sacar de sitio a Rudiger, futbolista al que conocían perfectamente al haberlo entrenado con Alemania. Lewandowski no dejó de caer al centro del campo para mover al central alemán, el mejor defensa blanco en las coberturas, dejando huérfano a Tchouameni. En la jugada del gol el empate el ariete polaco cayó al medio y sirvió de primeras a la espalda de Mendy, donde apareció Lamine. Rudiger quedó desactivado de la jugada y el joven prodigio culé dejó atrás al lateral para luego recortar a un Tchouameni que llegó pasado de frenada al corte. Después definió con la genialidad de Messi batiendo a Courtois al poner la pelota en el único lugar al que el belga no podía llegar.
Es evidente que la pizarra de los analistas azulgranas puso el foco en atacar el flanco de Lucas y Tchouameni, defensas improvisados contra los que Raphinha y Balde percutieron una y otra vez logrando dos goles del brasileño y otro del lateral para rentabilizar el punto débil de la defensa del Real Madrid.
Línea de defensa azulgrana menos adelantada
También es reseñable la decisión que tomó Flick para guarecerse de las contras madridistas. En los prolegómenos de la final de Jeda Carlo Ancelotti advirtió que “en las finales hay que defender bien y nosotros los haremos de forma compacta”. Las sospechas de Nopp y Hasemann se confirmaron nada más arrancar el partido viendo cómo el Madrid se replegaba en bloque bajo y entregaba la posesión a los azulgrana. Tendencia que se acrecentó tras el gol de Mbappé, mal defendido por los de Flick en una pérdida a la salida de un córner a favor. Sin embargo, el alemán, a partir del análisis de la goleada en el Bernabéu, decidió retrasar la línea defensiva unos metros para no regalar tanto espacio a Mbappé y a Vinicius a la espalda de la zaga. Medida que resultó acertada porque salvo las dos estampidas en conducción de Mbappé, todos los intentos de encontrar a los delanteros madridistas a la espalda de la defensa culé con pases largos resultaron estériles.
Noop y Haseman ganaron el pulso en la pizarra a Simone Mantanaro, jefe de analistas del Real Madrid, al asistente técnico Francesco Mauri, y a un Davide Ancelotti que siempre está encima de la estrategia y el scouting del rival. Una batalla apasionante que tendrá su continuación en la jornada 35 de Liga, el fin de semana del 10 y 11 de mayo. Los números ante el Real Madrid de Flick y su equipo, con Noop y Hansemann afilando la pizarra, son inmejorables: 2 victorias, 9 goles a favor y 2 en contra. Mejorando incluso el (8-2) que presentaba de Guardiola en sus dos primeros clásicos como entrenador culé.