Jordi Fernández se convirtió en el primer entrenador español en toda la historia de la NBA. El catalán fichó por Brooklyn Nets en abril de este mismo año. Su debut llegó en octubre. En ocasiones, había tenido alguna experiencia cuando formaba parte del cuerpo técnico de Sacramento Kings, pero ahora lo hace de manera oficial. De esta forma, Jordi alcanzó un reconocimiento que llevaba años persiguiendo. Se convirtió en historia viva del baloncesto español, rompiendo todas las barreras. Bajo el discurso de la humildad, siempre acordandándose de sus raíces, ha cumplido el sueño de un niño que creció en Badalona. Un nuevo líder ha llegado a Brooklyn para demostrar su valía, sus capacidades y todo su talento. Y lo hace para honrar a todos aquellos que han formado parte del camino. Desde Sant Boi hasta Badalona.
En 2009, llegó a Estados Unidos para unirse a los Cleveland Cavaliers y ejercer un rol de desarrollo de jugadores. Fue miembro del cuerpo técnico del equipo campeón de la NBA en 2016 con LeBron James, Kyrie Irving y Kevin Love, entre otros. En 2017 cambió los Cavs por los Nuggets de Denver. Finalmente, en 2022, llegó a Sacramento para ponerse a las órdenes de Mike Brown, su principal valedor en el baloncesto americano. Por el camino también formó parte de la selección española como asistente y de la selección canadiense como entrenador. Ahora, un joven de Badalona ha llegado a la NBA para ser entrenador principal.
Con Badalona en el corazón
Jordi Fernández nació en Badalona, tierra de baloncestistas. En los inicios de su carrera como técnico pasó por el CB Sant Boi, un club humilde, modesto y con mucha tradición. Allí estuvo durante dos temporadas y coincidió con Francesc Padró, actual director técnico y miembro formador de las categorías inferiores del club durante los años que estuvo Jordi. En aquella etapa, Jordi era asistente del primer equipo y compartieron momentos juntos trabajadno por el crecimiento del club. En numerosas ocasiones, el técnico catalán se ha mostrado orgulloso de sus orígenes, declarando que es una parte fundamental en su vida.
«Badalona es la cuna del basket en Cataluña y una referencia también en España. Además cuenta con alguna de las mejores canteras del mundo, como es la Penya. Es una de las pocas ciudades de España en la que el baloncesto está por delante del fútbol. Esta cultura y este contexto ha favorecido a Jordi para interesarse por el baloncesto y todo lo que lo rodea», cuenta Padró a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Hay pocos lugares en el mundo con mayor patrimonio que Badalona. Y Jordi siempre se acuerda de los suyos.
El pasado 14 de noviembre, fue nombrado como hijo predilecto de Badalona. El alcalde de la ciudad Xavier García Albiol, le otorgó el collar que representa a los condecorados con este título. “Llevo 15 años en la NBA, pero nací y crecí en Badalona. Y no lo sé si lo sabéis, pero es una de las mejores ciudades de baloncesto de Europa, del mundo. Se puede sentir y experimentar el baloncesto en la calle. Es mi casa y siempre volveré”, declaró el técnico en la entrega del reconocimiento.
Un prodigio de los banquillos
«Él vino de ayudante del entrenador, Víctor García. Llegó de su mano con 20 años y estuvo en el staff del primer equipo un par de temporadas, se encargaba del scouting y el análisis del rival. Pero si algún día tenía que dirigir, lo hacía. Era chocante que un miembro del cuerpo técnico del Sant Boi se marchara a Estados Unidos a formarse como entrenador todos los veranos», recuerda Padró. Siempre fue un tipo precoz. Con 20 años fue entrenador asistente del CB Sant Boi y con 40 años ya es entrenador principal en la NBA. En menos de una década, desde su llegada al cuerpo técnico de Cavs, ha alcanzado la cima en los banquillos de la mejor liga del mundo.
Una persona que se marcha a Noruega y Países Bajos, siendo un adolescente, para seguir creciendo como entrenador de baloncesto y que, posteriormente, hace lo propio en Estados Unidos habla de alguien con una personalidad arrolladora. Quizá no muestra delante de las cámaras esa condición, nunca ha querido ejercer ese papel, pero es un técnico particular.
Se trata de una persona a la que no le pesa asumir responsabilidades y que genera respeto, incluso al comienzo de su carrera como entrenador. «En su momento había algún comentario del típico veterano de 35 años, bromeando sobre su edad. Le decían que tenía edad de estar en la pista, pero salvo esto, la verdad es que había un equipo muy disciplinado», rememora Padró. «Él mismo se hacía ganar el respeto, porque un jugador al final te respeta, no por la edad que tienes sino por lo que vales y lo que le puedes aportar. Y Jordi eso lo tenía. Por eso creo que ha podido hacerse un hueco en esta competición», añade, a cerca de su relación con los jugadores.
Un tipo humilde en la élite
Entre sus cualidades destacan la capacidad de liderazgo y la gestión de grupo, con la importancia que eso conlleva en la NBA, donde encontrarte con vestuarios plagadso de superestrellas con el ego por las nubes es lo habitual. En esos contextos es donde Jordi se siente cómodo. «Lo que chocaba era la capacidad comunicativa y lo maduro que era para su edad. Tenía las ideas muy claras y siempre ha sido muy humilde. De joven ya lo era, pero lo sigue siendo porque le dan un premio o reconocimiento y lo primero que hace es acordarse de su tierra y de su gente. No era el perfil de entrenador con 20 años que tenía muchos ‘pájaros en la cabeza’. Nunca pensó en vivir de esto, era todo humildad, muy trabajador, con las ideas muy claras», comenta su compañero en el CB Sant Boi.
Se trata de un tipo que se aleja mucho de los estandares de un entrenador NBA, muy cercano y agradecido con sus jugadores y todos aquellos que trabajan a su alrededor. «Es inspirador que haya gente que en la élite con esos valores. Porque lo normal no es encontrarte una persona así cuando estás en todas las portadas y los focos apuntan a ti», añade Padró sobre la personalidad de Jordi.
Una de las claves en este ascenso prodigioso es que ha sabido rodearse de grandes mentores. En su momento, coincidió con Tyronn Lue, con Michael Malone o Mike Brown. Ha incorporado a su baloncesto lo mejor de cada uno de ellos. En palabras del propio Malone, Jordi es «el mejor asistente que he tenido en mi carrera». Sus múltiples experiencias le han otorgado un conocimiento superior del juego y del funcionamiento de la liga. «Sabía que había que respetar a la gente que está por encima de él. Siempre intentaba absorber todo para aprender de todo el mundo», concluye Francesc.
Ha sido en Brooklyn donde ha demostrado su valía como entrenador. Tras varias campañas de transición, los Nets están en 8ª posición en la Conferencia Este. Sin contar con una de las plantillas más amplias de la competición, Jordi ha conseguido que el equipo vuelva a competir por, al menos, luchar por el ‘Play-In’. No era una prioridad competir al más alto nivel en esta primera campaña, pero el catalán, poco a poco, está sentando las bases de un equipo que aspira a desarrollar un proyecto competitivo.
‘El Fernando Martín de los entrenadores’
Jordi Fernández se convirtió en entrenador principal de los Nets, siendo el primer español en la historia en lograrlo. Es pionero. Como también lo fue Fernando Martín para una amplia generación de jugadores como los hermanos Gasol, Rudy Fernández o José Manuel Calderón. Ahora es su turno. «Es un sentimiento de orgullo. Nos faltaba esa referencia en el colectivo de entrenadores, para poder inspirarte y seguir sus pasos. Él debería ser el referente de muchos jóvenes españoles. Fernando Martín lo fue como jugador y, ahora, Jordi lo está siendo como entrenador», comenta Padró
Históricamente, tanto a jugadores como a entrenadores españoles les ha costado hacerse un hueco en la NBA. El propio Sergio Scariolo, uno de los mejores entrenadores de la historia de España, no ha sido capaz de abrirse paso en alguna de las 30 franquicias. Aquellos que conocen el mundo NBA suelen decir que los extranjeros parten con cierta desventaja en relación a los americanos. «Hacer el salto de miembro del staff a entrenador pirncipal es muy difícil, más aún cuando no eres estadounidense. Al final los americanos son muy suyos y es difícil de ver oportunidades así para una persona de fuera. Aquí ya sabíamos lo bueno que era y mira lo que está consiguiendo ahora«, añade el actual director técnico del Sant Boi.
Si en algún momento Jordi consigue sus objetivos como técnico en Estados Unidos puede aparecer la posibilidad de convertirse en seleccionador nacional. Ya formó parte del staff en 2017, conoce las formas de trabajo y cuenta con una amplia experiencia. «Con la edad que tiene Jordi (41 años) y con su potencial, tiene muchas opciones de hacer cosas grandes en el baloncesto americano», anticipa Padrós. Y propone una cuestión que muchos desean. «Seguro que le surje la oportunidad en la selección española porque, obviamente, sería un entrenador top. Creo que algún día se puede dar. Es su país, su tierra y su gente». Una etapa que podría ser el punto y final a una brillante carrera como entrenador. Pero para pensar en el final ya habrá tiempo, ahora toca disfrutar del primer entrenador español en la mejor liga de baloncesto del mundo.