Cuando los ciclistas eran deportistas que empezaban a triunfar cuando se convertían en jóvenes y dejaban de ser niños, nadie podía imaginar que un corredor de 26 años, la edad de Tadej Pogacar, ya tendría en el palmarés tres Tours, un Giro, un Mundial y buena parte de las clásicas habidas y por haber. Y, mucho menos, que se iba a convertir en uno de los pocos corredores de la historia con una ficha de estrella del fútbol.
La fantástica temporada del fenómeno esloveno ha tenido recompensa ya que su equipo, el UAE, le ha ampliado el contrato hasta 2030 con un suelo anual de 8 millones de euros. Si a esa cantidad se añaden las seis temporadas comprometidas con la escuadra árabe, la cuenta bancaria de Pogacar (primas y contratos de publicidad aparte) llegará a casi 50 millones de euros. En 2030, podrá disputar el Tour con 31 años.
Pocos corredores hay que hayan alcanzado cifras similares. Aunque las épocas siempre son complicadas de comparar, sólo Lance Amstrong en los años de dominio (principios de siglo), antes de que estallará todo el escándalo por dopaje, se movió en cantidades parecidas. Si se recuperan viejos archivos de prensa de los años 90 se verifica el “exagerado” contrato que Banesto le pagaba a Miguel Induráin que, en la actualidad, alcanzaría los 2,5 millones de euros.
Pogacar, tras la renovación de contrato, dobla, como si de una de sus típicas fugas se tratase, a sus perseguidores, que se mueven entorno a los cuatro millones de euros anuales: Remco Evenepoel, Primoz Roglic, Jonas Vingegaard, Mathieu van der Poel y Wout van Aert. Si además se tiene en cuenta que el astro esloveno tiene fijada la residencia en Mónaco, el sueldo bruto de su equipo se convierte en cantidades netas.
Por supuesto, el UAE le ha fijado una cláusula de rescisión que es absolutamente inalcanzable para cualquier conjunto rival. ‘La Gazzetta dello Sport’ fijaba el requisito en 200 millones de euros, la misma compensación que cualquier equipo de fútbol debería pagar al Manchester City si quiere contratar a su figura noruega Erling Haaland; de ahí que las cantidades con las que se mueve Pogacar sean más comunes en el mundo del balón que en el de la bicicleta.
La reflexión de Romain Bardet
El UAE, de este modo, ha conseguido no sólo mantener a Pogacar en nómina si no impedir que se vaya a otro lado durante los próximos seis años. Por ahora, no se vislumbra un límite a las cualidades del campeón del mundo. Por ejemplo, si se analiza el Tour 2025 presentado el mes pasado en París, considerado como uno de los más duros de los últimos años, se percibe que él es el corredor al que mejor le va el trazado, al igual que el que se diseñe en cualquier carrera a la que se apunte.
“Todos los corredores tenemos la sensación de que no somos sus oponentes y renunciamos a seguirlo. En el Tour, cuando veíamos que se movía su equipo, ya sabíamos que Pogacar iba a ganar la etapa”, ha declarado Romain Bardet en una entrevista a Eurosport Francia, emitida estos días con motivo de la retirada del corredor francés.
2025, con Pogacar ya corriendo con el contrato firmado, se presenta con un calendario que debe conducirlo a disputar el Tour y la Vuelta, aunque el camino hacia la ronda francesa todavía se presenta bastante incierto, aunque con la apuesta segura de la Milán-San Remo, la clásica que anuncia el inicio de la primavera y que se le resiste de forma sorprendente. Pogacar comenzará a preparar el curso ciclista en una concentración invernal en la costa alicantina donde terminará de amoldar el año 2025.