Lo importante para Rodri Hernández, el segundo Balón de Oro masculino nacido en España de la historia, es el fútbol. Lo segundo más importante es el fútbol. En ese orden de prioridades se cuela, como pegamento fundamental, su familia y su pareja, a Laura, la que llamaba después de cada partido, la primera a la que dedicó el premio. Era innegociable, independientemente del resultado. Su triunfo es el de un jugador normal, que lejos de lo que pueda parecer es una definición que rompe los estándares. Los que marca una estrella concebida para serlo, como Vinicius, el gran decepcionado de la noche en París a la que no compareció el Real Madrid y en la que España se consagró como la cima del mundo, con el Balón de Oro femenino para Aitana Bonmatí, como Salma Paralluelo como Balón de Bronce.