Carlos Sainz empieza a despedirse de Ferrari. Se irá tras el GP de Abu Dhabi, el 8 de diciembre, pero, pase lo que pase en las últimas cuatro citas de la temporada, abandonará Maranello por la puerta grande.
Este domingo, en el Autódromo Hermanos Rodríguez de México, su victoria fue un aviso para navegantes: está en su mejor momento, lo dará todo por el equipo hasta el final y quizá pueda marcharse celebrando un título de constructores. Ha demostrado que si Ferrari prescinde de él no es por su rendimiento, sino porque a un heptacampeón del mundo, Lewis Hamilton, le motivaba cerrar su carrera vestido de rojo. Y el presidente de Ferrari, John Elkann, vio en ello una impagable campaña de marketing.
Después de su triunfo en Australia, a principios de curso, Sainz buscaba una victoria más antes de acabar la temporada: «La necesitaba», confesó tras su recital ofensivo en México. «Creo que no hay que dejarle las cosas al destino, hay que ocuparse de ellas. Cuando vi que venía toda mi familia a esta carrera y que el coche podía ir bien me dije que podría ser muy bonito que mi última o quizás penúltima o antepenúltima victoria con Ferrari llegase en un circuito tan especial», celebró. Toda una declaración de intenciones. «Si hay oportunidad, iré a por más», advirtió con ambición.
Retorno mediático
Nadie sabe lo que será capaz de hacer Lewis Hamilton con Ferrari. El retorno mediático está garantizado, pero en el plano deportivo todo es posible. Incluso que en la Scuderia se acaben arrepintiendo de dejar escapar a Sainz, desmontando el poderoso tándem que forma con Leclerc y que este año puede conducirles a la corona de constructores.
En Williams se frotan las manos pensando en su gran fichaje para 2025: «Carlos puede marcar la diferencia con cualquier coche, por eso lo trajimos. Es una gran incorporación», considera el jefe del equipo James Vowles, que presionó durante meses para convencer al madrileño y que no entiende , como tantos otros en el paddock, que Ferrari decidiera perder a un piloto aún joven (30 años), con una década de experiencia en F1 y que ha estado siempre a la altura en su paso Toro Rosso, Renault, McLaren y Ferrari.
«Sé que nos impulsará hacia adelante porque ha dedicado su corazón y alma al equipo. El Williams de hoy ya no es el Williams de hace tres años. Carlos no habría firmado por el Williams del pasado. Contribuirá a mejorar las salidas, el ajuste del coche, el trabajo con los neumáticos, el simulador… En 2025 no verán mucho, ya que todas las inversiones están dirigidas hacia 2026. El próximo año, lo que más nos ayudará es que tenemos una de las mejores parejas de pilotos en la parrilla. Albon y Sainz se impulsarán mutuamente. Eso jugará a nuestro favor», subraya el jefe de los de Grove.
Antes de la carrera en México, después de brillar en dos vueltas de Q3 que le dieron la pole, Sainz ya había reconocido que sus sensaciones en estos momentos son «entre dulces y amargas». Lamenta tener que dejar Ferrari cuando siente que está en su mejor momento y que al fin tiene coche para aspirar a todo: «Tenemos la máquina más rápida ahora mismo, que puede luchar por el título de 2025, pero yo no estaré aquí para aprovecharlo a pesar de que he sido parte de este equipo durante cuatro años».
Pelear hasta el final
Sainz era muy consciente de ello cuando bajó del podio en México y corrió a abrazar a su gente, sus padres, su novia Rebecca, su primo y manager, Carlos Oñoro. También cuando Leclerc le esquivó disimuladamente en las celebraciones, mientras el presidente Elkann les miraba a ambos de reojo.
Sainz dejará Ferrari con el orgullo del deber cumplido. «Esta segunda victoria consecutiva (tras la de Leclerc en Austin, donde él fue segundo) es una nueva demostración del trabajo que ha hecho el equipo en los últimos meses. Nos estamos acercando en el Campeonato de Constructores y pelearemos hasta el final como equipo».