Era el pilar de la defensa. Era Araujo y otro central más para completar el eje del Barça de Xavi. Pero ese escenario en el que el defensa uruguayo era inicio y final de la estructura para arropar a Ter Stegen ha desaparecido en el último medio año. Una grave lesión muscular con su selección en la Copa América le envió al quirófano en Finlandia, provocando su desaparición del equipo.
Y, al mismo tiempo, le despojó a Araujo de su condición de intocable porque en su ausencia -seis meses ya- se ha consolidado una pareja inédita (el adolescente Pau Cubarsí mezcla de maravilla con el jerarca Iñigo Martínez) que coloca a Araujo en una posición inesperada.
Hasta su futuro en el club, a pesar de ser uno de los capitanes de la plantilla y de que tiene contrato firmado hasta 2026, es toda una incógnita porque los grandes clubs europeos (Arsenal y Juventus son los más interesados), han girado su mirada hacia Barcelona.
Es inevitable. A Flick, una vez recuperado el uruguayo y reinscrito también Christensen, le sobran centrales. Tiene seis en nómina si se incluye a Koundé, desplazado, muy a su pesar, al rol de lateral derecho. Tanto con Xavi como con el técnico alemán.
Pau, Iñigo y Eric García, otro que le gustaría salir en la ruta de retorno hacia Montilivi donde fue feliz con Míchel al que le toca asumir el oficio de medio centro, completan ese exceso de especialistas.
Postura ambigua
Pero no hay ningún caso como el de Araujo, quien ha mantenido una postura ambigua cada vez que se le ha preguntado sobre su futuro. ¿El último ejemplo? Ocurrió el pasado sábado en Barbastro cuando le preguntaron, tras su reestreno -no jugaba con la camiseta azulgrana desde mayo-, sobre la situación de las negociaciones para la renovación de su contrato, que expira en junio de 2026.
«Estamos hablando con el club sobre mi renovación, pero estoy centrado en volver a jugar y sumar minutos»
«Estamos hablando con el club sobre mi renovación, pero estoy centrado en volver a jugar y sumar minutos», se limitó a comentar el central sin demasiado entusiasmo. Ya sucedió algo similar con la anterior renovación de Araujo, sellada en abril de 2022 y por cuatro años, que tuvo momentos de tensión entre el club y sus agentes, lo que obligó a la intervención directa del presidente Joan Laporta para desbloquear el caso y lograr la firma de un documento, que contiene, además, una cláusula de 1.000 millones.
Ahora, el gran cambio radica en la posición deportiva del uruguayo. Aquella grave lesión en la Copa América le ha hecho descender un lugar en el escalafón hasta situarlo como suplente por detrás de Pau Cubarsí (17 años) e Iñigo Martínez (33), con la coartada, eso sí, de que viene de una prolongada baja. Él tiene 25 y la necesidad de sentirse protagonista a diario.
Arsenal y Juventus lo quieren
En la dirección deportiva, que lidera Deco, se estudia el futuro del uruguayo, consciente de que no puede exponerse a que siga sin renovar y entre dentro de 12 meses en el mercado con la posibilidad de quedar libre en junio de 2026. Juventus y Arsenal se han posicionado en la búsqueda de Araujo.
En Italia, Thiago Motta le abriría, y de par en par, las puertas de la ‘Vechia Signora’ porque su defensa está dañada: Bremmer, el central brasileño, sufrió la rotura de los ligamentos cruzados de la rodilla izquierda en octubre y Cabal, el lateral zurdo colombiano, también se rompía la rodilla izquierda, pero en noviembre.
A Mikel Arteta la llegada de un central poderoso, con experiencia máxima en la elite (era titular en el Barça y capaz de jugar de central o lateral diestro cuando ejercía de ‘anti Vinicius’), le llenaría los ojos y su Arsenal para darle un aspecto mucho más fiero.
Valorado en 55 millones de euros
Araujo sería también una bendición para fortalecer cualquier zaga de gran equipo donde tendría (o eso espera) el estatus ahora perdido en Montjuïc. El Barça, entretanto, agobiado por la crisis económica y justo ahora que ha entrado en la regla del 1:1 en el ‘fair play’ salarial (por cada euro de una venta se puede gastar otro euro en un fichaje), analiza todas las aristas.
Araujo, según Transfermarkt, la web especializada en el mercado de fichajes, está valorado actualmente en 55 millones de euros. Llegó a alcanzar los 70 cuando era el central titular sobre el que se organizaba la defensa del Barça, que pagó hace seis años y medio 1,7 millones al Boston River de Uruguay. En clave económica, cualquier venta, en los parámetros de lo que vale un central de este nivel, sería un negocio redondo para la entidad azulgrana.
Desde 2018 hasta aquí se convirtió en pieza clave de la defensa. Ahora todo ha cambiado. Y tanto ha cambiado que hasta el jugador, que ha rechazado, según deslizan desde el club, hasta dos ofertas de renovación –una de ellas cuando sufrió la lesión muscular que le hizo pasar por el quirófano en Finlandia-, se lo piensa todo.
Y más si se confirma el interés de Flick en traerse a Barcelona a Jonathan Tah, el central del Bayer Leverkusen, cuyo contrato acaba este 30 de junio. O sea el defensa internacional alemán, de 28 años, es libre desde el pasado 1 de enero de negociar con quien quiera, una vez ha expresado su voluntad de terminar con una época de 10 años en el equipo que ahora dirige Xabi Alonso.
El rompecabezas de centrales está abierto.