Acceden al Polideportivo Las Matas de Las Rozas (Madrid) cientos de niños el sábado por la mañana. Podría ser un sábado normal de competición para estos alevines, benjamines e infantiles, pero se va a convertir en un fin de semana inolvidable para todos los niños que llegan para jugar a baloncesto. Los pantalones naranjas y negros se mezclan con los azules, todos llegan juntos, locales y visitantes. Han descansado en las mismas casas. «Tens cara de dormit, ¿eh?», le dice un entrenador a uno de los benjamines.
El Club de Baloncesto Las Rozas (CBLR) ha puesto en marcha, con la colaboración del Ayuntamiento de la localidad madrileña, el Torneo dana: unidos por el baloncesto, juntos por Valencia. Un total de 141 niños procedentes de C.B. Algemesí y el Logos Sedaví, los clubes de baloncesto de los municipios homónimos, intensamente azotados por la DANA de Valencia, se han desplazado hasta Madrid para olvidar por unos días la desgracia que han vivido en sus propias carnes.
Ambos clubes se han visto obligados a suspender los entrenamientos y las competiciones por el grave deterioro de sus pabellones deportivos. Es por ello que el Club de Baloncesto Las Rozas (CBLR), que ya organizó en los días más críticos de la catástrofe una recogida de alimentos y materiales indispensables para enviarlos a Valencia, ha puesto en marcha este torneo para chicos y chicas de entre 8 y 15 años.
Los casi 150 niños llegaron el viernes por la noche a Las Rozas en autobuses proporcionados por el Ayuntamiento -no sin problemas, porque uno de los vehículos se averió en ruta- para participar en el torneo que se celebra en los polideportivos municipales de Alfredo Espiniella y San José de Las Matas.
El presidente de CBLR, Juan Gil, recuerda que vivieron «con sensibilidad» la dana en Valencia y que algunos miembros del club se acercaron a la zona para contribuir con la limpieza, pero a un padre se le ocurrió que se podían hacer estas jornadas. «Era otra forma de ayudar que nosotros como club facilitásemos el poder disfrutar del deporte que más les gusta y pasar un fin de semana un poco desconectados de todas la situación de allí«, dice. Con el alojamiento, «todo el mundo se ha ofrecido a ayudar», destaca el director de Campus de CBLR Vlado Savic.
Mes y medio sin competir
A pesar de que el C.B. Algemesí y el Logos Sedaví no habían tenido relación antes de la dana con el club roceño, fueron los madrileños los que se pusieron en contacto con ellos para «ayudarnos de alguna manera, bien con algún envío de material o bien con alguna propuesta como esta», señala Yago Corbella, entrenador de la sección Infantil femenina del C.B. Algemesí.
Durante este finde jugarán innumerables «partiditos rápidos» a modo competición «para sacar un poco de deportividad en estos meses que no hemos estado compitiendo», desde finales de octubre. «No pudimos entrenar en ningún sitio porque la prioridad era sacar barro y evitar posibles problemas mayores», refleja. Durante semanas, las únicas actividades que organizaban los clubes valencianos se hacían online «para entretenerlos un poquito y sacar su mente del barro».
Hugo Martínez, un alto adolescente de 13 años, pelo rizado y ojos claros, se muestra feliz de volver a la pista. Durante semanas, ha estado limpiando los estragos de la dana en su casa y en el comercio familiar, en lugar de preocuparse por si tiraba de dos o de tres puntos. Él se ha hospedado junto a otros tres compañeros valencianos en la casa de la familia de Maika Trujillo, vicepresidenta del club roceño. «Estoy encantado y muy emocionado. Tengo muchas ganas de jugar partidos«, afirma.
Vuelta a la cancha de baloncesto
Tanto el Club Algemesí como el Logos Sedaví han desplazado ocho equipos y casi todos los miembros de los clubes de las categorías senior, cadete, alevín, infantil, benjamín masculino y femenino han participado en la iniciativa. Los diferentes equipos han organizado quedadas de confraternización para cenar juntos y seguir disfrutando de la experiencia.
Se han alojado con las familias para generar una «convivencia», dice el presidente del Club de Baloncesto Las Rozas, entre niños y jóvenes que comparten una afición: el baloncesto. Estas jornadas les permitirán desconectar y conocer a gente nueva, «reforzarse entre ellos», apunta Yago Corbella.
«Quisimos construir algo con ellos y para ellos. Era importante que no tuviesen que asumir ningún coste en el desplazamiento y en los alojamientos. Tuvo buena aceptación y la gente de la directiva se lio la manta a la cabeza y lo montamos», explica Enrique Cenizo, padre de un niño de 11 años del CBLR. Su familia acoge durante el fin de semana a dos niños de estos clubes valencianos y, aunque en estas fechas ya suelen llegar a Salamanca para empezar sus navidades, han decidido este año «cambiar la agenda».
Señala que el «foco» de los suyos se centra en que los niños que lleguen «se lo pasen bien». «Si les apetece comer pizza, comeremos pizza; si quieren ver la tele, la veremos. No cuesta mucho hacer el esfuerzo y a ellos les puede suponer un gran desahogo cambiar de contexto y vivir un fin de semana inolvidable para ellos», indica.
Maika Trujillo, vicepresidenta del club madrileño, desvela que todos los miembros están «súper emocionados». «Creemos que el baloncesto sirve para esto. No es solo ir y meter una canasta, sino que son valores, es deportividad, es compañerismo y estamos todos felices de lo que pueden aprender vuestros chavales con esta de esta iniciativa», concluye.